Confesiones de una mente distraída

Confesiones de una mente distraída

Laura Duarte

06/06/2025

¿Cómo mantenerse presente?

Si hay una imagen de mí que me da un poco de risa es la de puro orden, decisión y responsabilidad, porque estoy segura de que el 99% de las personas que me conoce no se imagina lo dispersa que puedo llegar a ser.

Sé que por fuera a veces todo se ve muy “fuck it” o muy bajo control…muy Virgo de mi parte.

Antes odiaba tanto todos los memes de “Virgo vibes”, ahora me río y ya. Es totalmente un mood.

Me gusta esta impresión porque la verdad no es de gratis, sí me la he ganado porque me organizo un montón para todo y suelo cumplir con lo que tengo que hacer. La cosa es que ha sido un trabajo consciente que este sea mi modus operandi. Me da mucho orgullo, porque ya es natural para mí “resistirme” a lo que sería natural para mi cabeza: irse por ahí a las nubes.

Te doy contexto.

Desde chiquita he sabido que soy muy buena para imaginar y sumergirme en una historia, incluso involucrándome con emociones fuertes. No es casualidad que luego esto encontrara un espacio perfecto en una larga formación actoral; pero, al contrario de cuando estás interpretando un papel, no está cool en tu vida personal poder desconectarte o disociarte tan rápido de quién eres. Y así pasé mucho tiempo.

Años después, en el 2020 (cuando esto se me hizo más que evidente), encontré un término que me resonó mucho y, al mismo tiempo, me asustó un poco: maladaptive daydreaming.

En otras palabras, un daydreaming que es más recurrente, intenso y adictivo que los que cualquier persona suele tener. Porque a ver… es sumamente normal soñar despierto, pensar en escenarios imaginarios, hablar solo, etc. Todos lo hacemos. Pero, cuando esto comienza a causarte dificultades para estar presente o para terminar tus pendientes, es un problema. Y esto último es lo que comenzaba a pasarme con más frecuencia, sin que sintiera que podía tener mucho control al respecto; solo era algo que mi cabeza hacía y a mí se me iba el tiempo.

La verdad, no me obsesioné con un autodiagnóstico, no dije “tengo esto, me jodí”, había matices también con los que no me identificaba, pero al hacerlo con la mayoría del concepto sabía que había algo ahí, que no estaba del todo bien que pudiera estar tres horas desconectada de la realidad, congelada o caminando sin rumbo. Así que me puse manos a la obra.

Spoiler de esta carta: no tiene una línea en la que te diga “así me arreglé” o “así fue que no lo hice jamás”. Nada de eso. Nada se erradicó, pero sí mejoré y sigo mejorando mucho mientras más crezco y me hago consciente de mí. Entonces, lo que viene es más un “así trabajo con esto todos los días” o “a esto recurro cuando siento que mi cabeza quiere huir”.

Aquí va:

  1. Permitiéndole que se vaya, pero de una forma más controlada, que no afecte el resto de mis actividades.

De lo que sí me hice responsable fue de dejar de estar ida por tres horas. No está bueno quedarse en las nubes por cantidades absurdas de tiempo (eso luego también desencadena mucho insomnio). Entonces, siento que no se trata de matar la imaginación, sino de soltarla como a un niño chiquito en un parque: “ve, sé libre y diviértete, pero en 10 minutos nos vamos”.

Flexibilidad. Empatía. Límites. Creo que esas son buenas palabras para las conversaciones que tenemos con nuestra mente y las negociaciones que hacemos con ella.

  1. Llevando mi atención a mis cinco sentidos.

Esto aplica incluso cuando nos quedamos atrapados en un scrolling o mal pegamos pensando en un tema o situación.

Busca saborear algo, hacerte consciente de qué estás oliendo, qué sonidos hay a tu alrededor, qué textura tiene tu pantalón o lo que sea que esté en tu escritorio. Algo tan simple como esto te vuelve a conectar con el presente en 10 segundos, y por eso creo que es la herramienta que más uso cuando siento que me disperso.

Respirar y conectar con algún sentido. No hay nada más real, que esté pasando en ese preciso momento, que eso.

  1. Haciendo cosas que me gusten.

Creo que ya está comprobado por todo el mundo que llenar tu agenda de actividades y formas de vivir que te emocionen es un elemento fundamental para ayudarte a estar más presente. Y lo confirmo.

Mientras más todo te aburra y nada te ilusione, más intentará escapar tu mente, porque eso es un mecanismo de defensa básico. Así que llenar tu rutina con microdetalles que te gusten, que te prendan una chispita interna, es necesario para no correr de ti en el día a día.

Pensar la noche anterior cómo quieres comenzar la mañana.
Usar un perfume que te encante.
Estudiar algo que te llame.
Mover el cuerpo de la forma que sea.

Agendar todo lo que puedas.
Repetir.
Volverlo a agendar.

Paréntesis. Tener muchas cosas anotadas ha sido mi herramienta más grande. Mucha gente se asusta de las agendas porque siente que le van a controlar sus vidas, pero es exactamente al revés, si tienes el mindset correcto. Una agenda, calendario o Notion es un asistente cerebral. Una manera de no invertir energía 24/7 en acordarte de las cosas, porque ya están escritas en algún lugar (recuerdo haber escrito una carta sobre esto).

Así que, nota extra: si tienes una mente distraída, confía en que te dará años de calma este tipo de asistencia. Cierre paréntesis.

Enfocar es un trabajo diario, reclamar tu atención y llevarla intencionalmente a un lugar es una habilidad que sin duda hoy más que nunca vale la pena practicar. Porque naturalmente no la tenemos fácil en nuestro contexto, y eso ya ni hace falta explicarlo.

Últimamente tengo esta frase clavada hacia mí misma: “¿Cómo te ayudo?”
Cerebro, ¿cómo te ayudo?
Espíritu, ¿cómo te ayudo?
Corazón, ¿cómo te ayudo?
Cómo te alivio. Qué necesitas.

Algo que voy entendiendo es que ayudar a tu mente a huir menos también se relaciona directamente con cómo te ayudas a sentir lo que tengas que sentir y cómo le das espacio, en tu día a día, a tu dolor, tu miedo o rabia; tu curiosidad, tu alegría o ilusión.

Porque allí yace lo verdaderamente importante y duradero. El cable a ti mismo; a tu mundo emocional. Un corazón que se conoce a sí mismo es capaz de estar más presente que otro que evade una y otra vez. Entonces…sí, todas las herramientas que te conté arriba funcionan efectivamente para regresar al presente (o al menos a mí no dejan de funcionarme), pero si no estamos conectados con esta parte sensible y vulnerable de nosotros mismos, vamos a empezar a valer fácil y rápido.

Ese es mi último pensamiento: que podemos saborear algo por 10 segundos, pero lo único que hará que tengamos que recurrir cada vez menos a esa herramienta…es yendo a la raíz, y con mucha compasión darnos cuenta de lo que sea que tengamos que darnos cuenta. La buena noticia es que incluso si descubres algo que no te gusta, es una buena noticia.

“Entonces la vida me hizo un gran favor. Todo se desmoronó para mí”, dice una frase del libro que estoy terminando de leer.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS