Autoridad y libertad: un mensaje de Locke para Trump.

Autoridad y libertad: un mensaje de Locke para Trump.

Laura Duarte

02/06/2025

Lo que el coco loco de Locke nos diría sobre Donald Trump y sus aspectos más oscuros… 👑 vs. 🤝

AUTORIDAD y LIBERTAD 🔥

Notas lockianas sobre el asalto al capitolio. 🇺🇸🦅

¿Puede un líder que alienta a sus seguidores a asaltar el corazón institucional de una democracia seguir siendo símbolo de libertad? La respuesta, si nos guiamos por John Locke, es rotundamente no. El filósofo inglés definió la libertad natural como un derecho inalienable, pero no confundible con el caos o la licencia. Para él, el consentimiento de los gobernados es la base legítima del poder, y cuando este se viola, la sociedad civil tiene derecho a defenderse. El liberalismo, lejos de ser desobediencia caprichosa, es una defensa del orden racional frente al absolutismo. Y eso incluye también oponerse a quien, desde el poder o tras dejarlo, trate de vulnerar ese pacto fundacional.

Muchos libertarios piensan que Donald Trump es un modelo a seguir. Un “outsider” que viene a romper la política. Con los aranceles, muchos se desencantaron y se sintieron engañados. Pero si tomamos la postura de John Locke, el fundador de la doctrina política liberal moderna, nos daremos cuenta de que nunca fue un prócer de la libertad.

Caricatura de Donald Trump | Domestika

Vamos a remontarnos al siglo XIX. Los estadounidenses expulsan a los ingleses en 1783, conquistando así su libertad política. Los Padres Fundadores llegan a escribir en la Constitución de los EE.UU. como “la autoridad del gobernante emana del consentimiento del gobernado”, una frase del filósofo inglés John Locke. Doscientos ochenta y tres años más tarde, sin cambios considerables en la esencia del modelo político, el presidente actual de los EE.UU. llamaba a sus seguidores a tomar el Capitolio hace cuatro años, luego de perder unas elecciones ejecutivas. Una jornada violenta y muy tensa.

La dicotomía subyace aquí en si Donald Trump actuó bajo el título de presidente o bajo el personal. En cualquier caso, usó lo que los romanos llamaron “auctoritas”: el poder moral o prestigio social. Esta llamada a la acción, parece distar bastante de un ataque espontáneo por parte de la sociedad civil.

Ya en la Escuela de Salamanca, Juan de Mariana, uno de sus personajes más ilustres llegó a explicar la teoría del tiranicidio. Es lícito destruir un gobierno o incluso acabar con su líder si este es un tirano o es injusto. Para Locke, los gobiernos son injustos si no respetan el objetivo con el que fueron creados: defender los derechos naturales e inalienables del hombre (vida, libertad y propiedad). Imbricando así esta postura con su doctrina contractualista. Es decir, cuando el gobierno cercena cabezas, las cabezas pueden cercenar al gobierno. Pero Donald Trump parece que no llamaba a esta doctrina, sino que actuó como el niño al que le quitan los juguetes: haciendo pataletas.

Se puede argumentar que los estadounidenses son libres, pues como decíamos antes, ellos deciden sobre sus gobernantes, derecho que conquistaron en la Revolución Americana. Además, su estado funciona según una férrea separación de poderes, ideada de nuevo por Locke y perfeccionada por Montesquieu. Si un fiscal dicta cargos contra un expresidente o presidente americano, y los mantiene, provocando incluso que este pueda terminar en la cárcel, no es una anomalía democrática. Es, en realidad, otro ejemplo de cómo los poderes se vigilan unos a otros para que el ciudadano duerma tranquilo.

Donald J. Trump no puede ser considerado un político liberal. Cómo ya sabíamos, está muy lejos del liberalismo económico, pero también del político. Reconozco que sus enemigos pueden estar aún más lejos, pero eso no lo convierte en ángel.

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