PRÉSTAME TU REALIDAD

PRÉSTAME TU REALIDAD

Mar Mioni

01/06/2025

Yo experimenté otra realidad, apenas me di cuenta.

Siempre pensé que la mía era la misma realidad que veías tú, que veíamos todos, y me vengo enterando de que no, de que cuando repartieron los lentes para ver la función de la Vida me tocaron los equivocados.

Los míos son unos lentes grises con aumento y láser integrado, con ellos tomo radiografías de la Vida y alcanzo a ver sus huesos podridos unidos con plastilina, forrados con algo que parece oro y que a la vista la vuelve muy atractiva, la Vida parece sexy. A veces alcanzo a ver más allá de esa figura tan deseable y eso no es bueno. Samsara, le llaman los budistas.

Veo gente corriendo a diario hacia ningún lado; me animan a unirme con frases optimistas, me uno y corro como ellos, luego me agito y me canso, quiero parar y pido ayuda, les pregunto a dónde vamos tan rápido, pero nadie responde, nadie se detiene, corren en estampida y si me detengo me aplastarán, pero si continúo mis pulmones colapsarán.

Veo ciclos repetitivos que se festejan con suma alegría: navidades, pascuas y cumpleaños que llegan año tras año generando las mismas reacciones, es como ver la misma postal y encontrarla novedosa porque esta vez promete algo diferente.

Veo consumismo, un ansia compulsiva que alivia momentáneamente otros dolores, veo pinos y esferas en el supermercado que se agotan para dar paso a corazones, chocolates y peluches. Veo carritos repletos de cosas inservibles que mañana serán basura. Veo que lo ordinario se vuelve atractivo con una buena mercadotecnia, veo anuncios que generan picazón y ganas de poseer, y noto que la picazón no se calma hasta que poseemos, pero luego olvidamos que poseemos y nos aburrimos de nuevo.

Nos veo intentando subir una montaña, escalando unos encima de otros, pisándonos las bocas y las cabezas con tal de llegar primero allá, donde parece que hay algo que brilla, aunque quizá solo es el reflejo del sol y cuando lleguemos probablemente no haya nada.

Veo ojos cansados, miradas vacías, pláticas superfluas y risas que suenan huecas.

Veo gente perdida en pantallas diminutas ignorando al que acaban de atropellar, que caminan sorteando al que está tirado en el piso y que parece borracho, o mendigo, o las dos cosas, y que por eso no merece ni un instante de atención.

Veo gente rota buscando sus piezas faltantes.

Veo con preocupación que todos estos ciclos aún nos generan ilusión. Veo como día con día entregamos nuestras neuronas a la inteligencia artificial y creamos un Avatar de nosotros mismos porque ahora ya hasta da pereza simplemente “ser” y entonces creamos otro que hable y piense y se parezca a nosotros. Creemos que aún tenemos el control.

Y en vez de gritar me callo, busco dentro de mí para encontrar algo que me ayude a mantener la cordura en este caos, pero no encuentro nada. Todo aumenta de volumen.

Soy la pesimista a la que le dieron los lentes equivocados y que no logra encontrar la sustancia, el para qué. Mis sentidos recurrentemente se encuentran conmovidos por las bellezas terrenales, dicen que con eso debería bastarme y créanme que sí, de hecho, es lo que me sostiene con vida, quizá ya no debería preguntar nada y solo ser testigo del caos; aun así, no quisiera quedarme con la duda: ¿A dónde vas tú que me lees? ¿a dónde con tanta prisa? ¿me podrías prestar tus lentes un momento? quiero ver si experimentando otras realidades mis dudas se calman y mi espíritu se apacigua. Quiero ver por un instante el mundo que tú ves.

Gracias por leer.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS