Fluir y pensar mucho

Fluir y pensar mucho

Laura Duarte

31/05/2025

Mala combinación

Hace unos meses cuando empecé mi andadura por aquí, se me ocurrió la idea de aprovechar este espacio para hablar con mis amigos sobre algunos temas. Empecé “entrevistando” a Isa y hablando de la ornitología, la vida tranquila y la desconexión que tenemos ahora mismo con la naturaleza.

Atropellada por la vida, dejé esto de las entrevistas (que no son entrevistas) de lado. Aunque seguía pensando en temáticas con las que abordar a mi círculo más cercano y en esta ocasión le ha tocado a Ester.

Ester y yo nos conocemos desde los 8 años (creo, quizá desde los 9). Nos conocimos en la banda, las dos tocábamos el clarinete y desde entonces hemos sido amigas. Nuestra relación se ha ido modificando y adaptando durante los años a los tempos y estados de cada una. Y qué bien. Alguien me comentó por aquí, que si una amistad sobrevive más de 7 años tiene posibilidades de resistir para siempre. Yo firmo.

Pero vamos al grano. La cuestión es que se nos da exageradamente bien sobrepensar y no tan bien fluir. Solemos hacer bromas con lo de “go with the flow”, aunque intentamos ponerlo en práctica y con el tiempo hemos mejorado nuestras skills. Así que sí, ese fue el tema con el que la abordé una tarde mientras tomábamos un flat white cada una y un pastel que no recuerdo cómo se llamaba.

Empezamos.

Comienzo preguntándole qué significa para ella fluir, a lo que ella no me responde con una definición si no con una situación que vivimos hace dos veranos cuando estábamos ella, Alba y yo en una playa de roca con un poco de corriente e intentando salir del agua. Alba vio que justo al lado de mi pierna había una medusa. Me avisó. Paniqué. Me arañé con las piedras. Me agarré de Ester intentando salir del agua , evitando que me picara la medusa, mientras alba me decía: no te estreses tú fluye, fluye Maria. Y claro. Nos dio risa.

Así que sí. Fluir es eso. Saber que no podemos controlar la situación, pero confiar que todo se desarrollará como mejor se pueda. Quizá la clave de fluir está en la confianza. Yo aunque paniqué, sabía que si me pasaba algo, ellas me cuidarían.

Como dice Ester: “No te puedes parar. Aunque tú quieras no se puede. Todo sigue, tú también. Sigue adelante”.

Empezamos 2025 juntas y una semana más tarde, ya cada una en su ciudad, me envió un audio en el que me decía “Yo creo que este año es el año de go with the flow”, desde ese audio que me llegó sobre el 10 de enero han habido varias cosas que han alterado nuestra paz. Porque claro, tampoco es que fluir sea ir recogiendo flores por el campo. Es básicamente ir devolviendo la pelota cuando te la lanzan y a veces toca correr, a veces esquivarla y a veces la pelota cae en el campo de al lado y la pierdes.

Entonces le pregunté: ¿aceptas las cosas como te vienen? “No, no mucho, dramatizo más de lo que hace falta”. Hicimos un inciso en lo de dramatizar y también en el escapar. Siento que mucha gente que dice “fluyamos” realmente está escapando de la toma de decisiones y del hacerse cargo de lo que le corresponde.

Ella ha tenido que tomar una serie de decisiones recientemente y le pregunté abiertamente: ¿te has dejado llevar por lo que te dicta tu cuerpo o estás huyendo? A lo que respondió: “Por primera estoy eligiendo lo que quiero, aunque me dé miedo. Aunque me dé miedo la situación, la estoy eligiendo. A pesar del miedo, sé que es una decisión que me hará feliz.

Brindamos.

Y con ello reconocemos también algo importante. Para las personas que pensamos demasiado y damos más prioridad al pensar que al sentir, cuántas más skills tienes en el campo de lo emocional, más fácil es fluir. Oh vaya.

Muchas veces damos más relevancia a las decisiones racionales pero, ¿son mejores? En algunos casos sí. Pero cuando cuando tapamos el sentir con el pensar, ahí ya no.

Ester me dice que en ocasiones piensa todos los escenarios posibles. Como forma de intentar controlar la situación. “Pero cuando veo que estoy entrando en bucle, paro pensamientos e intento reflexionarlo de una manera más consciente.

Coger las riendas o soltar el control. En realidad todo se va poniendo en su sitio con el tiempo.

Ella ha tomado ahora una serie de decisiones, priorizándose a sí misma. Sin tener en cuenta lo que sería “lógico” o “adecuado” o lo que “se espera” de ella. Es de sus primeras veces haciendo esto.

Una mini decisión te puede cambiar todo.” Dice Ester. Ufffff. Ambulancia.

Le pregunto si cree que es más fácil para los hombres que para las mujeres el fluir. A lo que responde con un sí rotundo. “Se nos programa para que pensemos más las cosas y también en los demás que en lo propio. Yo nunca me había planteado hasta ahora ciertas decisiones. De hecho, si no fuera por terapia, hay muchas cosas que no me hubiera replanteado.

Cumplir las expectativas. Cumplir con lo marcado. Ser mujer en los 30. Bueno, esto ya en otro capítulo.

Ester hace un inciso en que «El go with the flow es muy bonito si tienes dinero, esta decisión la he tomado ahora porque sé que tengo un colchón”. Fluir es más fácil si hay una estabilidad económica y si el dinero no es una preocupación a diario, obvio.

Seguimos divagando sobre el tema y llegamos a un lugar que no pensaba que llegaríamos en esta conversación. Fluir es más fácil si estás conectada con tu cuerpo porque la intuición llega más rápido. No estás tan metida en tu cabeza y puedes identificar mucho mejor cómo te sientes respecto a la situación dada.

La verdad es que en los últimos años se ha hecho un uso un poco regular del concepto de “fluir”. Pienso que aunque a veces se confunde el fluir con ser inconsciente e irresponsable emocionalmente, en realidad se trata más de actuar en base a tus valores y no pensar más de la cuenta. Anular el modo automático y salir del estado de alerta. Valorar los cambios desde la oportunidad y no desde el miedo. Tomar decisiones para ti y no por y para los demás.

En definitiva: sentir más y pensar menos.

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