Ante la tentación mimética de la virtualidad y todo su exceso de imágenes y contenido, vienen estos fragmetos de estilo haiku para brindarle calma al lector.

Agua
I
Lluvia pasajera
Todo se va
¿Y este pesar?
II
arcoíris
luz reflejada aún
entre los charcos.
III
Después del aguacero
El copetón, sus plumas,
sacude
IV
gota de rocío
en el diente león
espejo del mundo
V
chubascos en el cerro
los grillos callan
para otra tonada
VI
luz fugaz
el trueno clama
desasosiego
VII
-Nada es eterno-
sollozos quedos
tras el temporal
VIII
La casa sin techo
derrama las lágrimas
de una tempestad
IX
el vaivén del bambú
tras el chaparrón afirma:
todo pasa
X
el rayo
hace huir
a las palomas
XI
gotas en el cuenco de la mano
para la sed
del colibrí
XII
mañana de borrasca
tal vez
un cielo azul aguarda
XIII
todo lo afirman
las hojas del yarumo
cuando escurren
XIV
ululante
ráfaga en el lupanar
Se avecina la tormenta
XV
seres inertes
tras el diluvio
salvo los pesares
XVI
La ropa mojada
el camino no alcanza
al arcoíris
XVII
bajo el tejado
sonido de gotas
un haikú
XVIII
pasos apresurados
llovizna ligera
trino del colibrí
XIX
la fuerza del río
se detiene súbita
ante tus ojos
XX
Gotas en los dedos de Buda
lágrimas en los ojos
de los huérfanos.
XXI
Aguas de marzo.
Las goteras de mi techo,
llenan mi cuenco.
XXII
Polvo en el aire,
sobre los libros se cuela
la luz de la ventana.
XXIII
Cesan las tormentas,
arroyos imprevisto
en el canto del alcaraván.
XXIV
Lluvias de abril.
El bichofué sabe
que los mayos salen a morir.
XXV
La caca del copetón
genera ondas perfectas
sobre el espejo de agua.
Fuego
I
Danza la llama
la noche excita
el suicidio de las chapolas.
II
Penumbra intermitente.
Decae en el camino
la fuerza del candil.
III
Abrigo de la casa.
Chasqueo de leños.
Taza de té.
IV
Las chispas de mi fogata,
¿serán las plegarias
de los cocuyos?
V
Vestida de oro.
La doncella desnuda
ante la luz de la vela.
VI
dominando el fuego con sus labios
el fumador
sopesa sus victorias.
VII
Como danza el humo del tabaco,
tu cuerpo viene
a la conquista de mis ojos.
VIII
Devastado por el fuego.
El sauco alista su tronco
para los retoños.
IX
Absorto por el fuego
el haijin degusta
los versos del Basho.
X
El haikú concentra
un chispazo del mundo
que en un rato se nos va.
Humus
I
Se derrumban los ojos
cuando el silencio
nos pesa en los bolsillos.
II
El salto de la pulga
es un abismo
que nos estremece la piel.
III
Entre sus saltos y trinos
El copetón celebra
lluvia de enero.
IV
Mecida por el viento,
la rama va y viene
y, aún, ahí está.
V
Sostenido en el aire,
el colibrí poco percibe
el peso del mundo.
VI
Ululando sin cesar,
el viento anhela
revelarnos sus secretos.
VII
Una y otra vez
la vida se esfuma
en las alas del colibrí.
VIII
La dicha de los perros en los jardines
realzan el silencioso crecimiento
del diente de león.
IX
Las mirlas en el alcaparro
enredan sus cantos
con los cables del alumbrado.
X
El copetón con su chamón
da saltos alegres
hacia el abrazo de la muerte.
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