Carta que no me voy a guardar

Carta que no me voy a guardar

Jessica Orozco

28/05/2025

No sé si alguna vez vas a leer esto. Tal vez no. Pero esta vez no escribo para ti, sino para mí. Para no quedarme callada con todo lo que fui, con todo lo que dimos… con todo lo que se perdió.

Yo sí me acuerdo del sonido de tus palabras. Me acuerdo de tu manera intensa de amar y de reclamar. Me acuerdo del caos. Me acuerdo también de la luz que había cuando todo se alineaba entre nosotras, aunque solo fuera por segundos.

Y me duele que pienses que solo fui palabras. Me duele que creas que todo lo que te entregué fue efímero, superficial o egoísta. Porque si algo fui contigo, fue insistente. Estuve. Lloré. Volví. Sostuve cuando no había forma. Intenté hablarte desde la calma cuando gritabas, intenté darte amor incluso cuando dolía estar cerca.

Fui paciente. Me callé muchas veces para no herirte, para no responder con la misma moneda. No siempre me salió bien, lo sé. Pero nunca dejé de intentar.

Y claro que me fui…

Pero no fue porque no te amara.

Fue porque ya no podía respirar.

No me fui para olvidarte. Me fui para sobrevivir. Para dejar de ser esa versión mía que caminaba en puntillas todo el tiempo, con miedo a tus arranques, a tus reclamos, a tus dudas sobre mí. Me dolía sentir que tenía que demostrarte una y otra vez que mi amor era real, cuando en mi corazón ya lo sabías.

No fuiste una más.

Fuiste mi historia más dura.

Y más honesta.

Te amé de verdad. Como nunca antes. Y no porque fuese un amor de cuentos, sino porque fue tan humano, tan crudo, tan exigente… que me dejó vacía cuando se terminó.

Leí un texto tuyo donde escribiste «que tuvimos una conexión bonita, pero que no era nuestro momento… y quizás ya nunca lo será».

Y aunque eso me parte, también lo entiendo.

A veces el amor no es suficiente para sostenerlo todo y lo aprendí contigo.

A veces llega en el instante menos oportuno, cuando aún estamos rotas, o llenas de miedo, o cargando historias que no nos dejan ver lo que tenemos enfrente.

Si tú piensas que me esfumé, si eso te ayuda a procesarlo, está bien. Pero yo sé que no fue así. Yo me arrastré para llegar hasta donde tú necesitabas. Y al final, no había un lugar donde descansar. Solo dolor.

Me duele que tú, que me conociste tan profundo, creas que todo fue poco. Porque lo di todo. Con errores, con miedo, con dudas, sí… pero con todo el corazón.

Y quizás tú también diste lo que pudiste desde tu dolor, desde tu historia. No escribo esto para señalar. Lo escribo para soltar.

Porque yo también me quedé con rabia.

Yo también me pregunté si debí haber hecho más.

Pero ya no.

Ya no quiero vivir en esa duda.

Yo sé lo que sentí. Y fue real.

Gracias por las partes buenas.

Gracias incluso por las duras.

Me enseñaste a no olvidarme de mí.

Y ahora quiero amar sin tener que defenderme.

Quiero ternura sin miedo.

Y ojalá un día puedas mirar atrás y recordar que sí… que fuiste amada de verdad.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS