Creativas de ficción vs. creativas reales

Hay profesiones que están realmente idealizadas y muchas romcoms tienen la culpa de ello. No me malinterpretes, me encanta mi profesión, me apasiona ser una chica creativa, pero cuando decidí estudiar Publicidad y Relaciones Públicas, en el fondo de mi mente resonaba algo: Iba a tener una vida de romcom. Una vida llena de ideas brillantes, usando outfits dignos de revista y tacones innecesarios para ir a trabajar. Una vida en la que escribiría campañas tan creativas que algún ejecutivo lloraría en silencio mientras aplaudía. Spoiler: no ha pasado.
La mayoria de protagonistas de las romcoms (que tanto me gustan), tienen trabajos de ensueño: editan revistas, escriben columnas semanales desde sus estudios o dirigen campañas de moda mientras se enamoran. Pero hay un problema: nunca nos han contado qué hacen exactamente esas mujeres. Nunca vemos el briefing, la dificultad para sacar ideas creativas, ni los cambios de última hora en la presentaciones. Así que he hecho una pequeña investigación personal sobre lo que hacen»para vivir» las chicas que me hicieron soñar con ser una de ellas:
– Carrie Bradshaw (Sex and the City)
He creído adecuado empezar hablando de ella, al fin y al cabo, estoy escribiendo esto desde mi habitación, mientras miro por la ventana y me pregunto cosas. Muy Carrie por mi parte, ¿no?
Pero bueno, a lo que iba, Carrie escribe una columna semanal (semanal!!) sobre sus citas, sobre hombres y preguntas existenciales. Aparentemente eso le da para poder vivir en un piso de ensueño en Nueva York, tener un vestidor lleno de Manolos (los más baratos pueden costar unos 700$) y salir a cenar casi cada noche con copas de 18 dólares.
Sinceramente, la respeto muchísimo, pero también me gustaría saber cuanto le pagan y dónde se firma ese contrato.
– Andie Anderson (How to lose a guy in 10 days)
Es periodista de consejos amorosos en una revista de lifestyle, así que escribe artículos sobre cómo fastidiar relaciones y de alguna forma… tiene libertad creativa, asiste a eventos con vestidos que parecen prestados por Dior y escribe artículos que combinan trauma emocional con marketing experiencial. ¿Dónde mando mi curriculum para ese puesto? ¿Tienen LinkedIn?
– Jenna Rink (13 going 30)
Despierta un día siendo editora de una revista de moda, con un piso increible y un armario aún mejor. No sabemos qué hace exactamente en su trabajo, pero tiene reuniones con ejecutivos, shootings y además baila Thriller en fiestas corporativas. Este trabajo también me vendría interesando…
– Andy Sachs (The Devil wears Prada)
Vale, ella empezó llevando cafés y aguantando gritos, pero vamos, en menos de un año se estaba juntando con diseñadores, tenía un vestidor que ni en nuestros mejores sueños y viajaba a París con la jefa más temida del mundo editorial. Supuestamente era alguien que no encajaba en el mundo de la moda pero acabó vistiéndose mejor que todo el equipo. Aunque bueno… creo que ella vendió su alma a cambio de unos stilettos.
– Emily Cooper (Emily in Paris)
De las más nuevas y la culpable de que un montón de chicas se hayan metido a estudiar Marketing en los últimos años sin ser conscientes de que van a hacer un montón de Excels. Pero bueno, Emily llega a París sin hablar francés (cuatro temporadas llevamos y todavía no sabe decir nada más allá de Bonjour), pero aún así la invitan a eventos con champán, desfiles, cenas exclusivas y le dan campañas de perfumes aunque no entienda a su publico objetivo. ¿Dónde estudió? ¿Qué es lo que pone en su currículum? Nadie lo sabe.
– Samantha Jones (Sex and the city)
Termino el listado volviendo a la misma serie con la que empecé. Samantha es la reina de las relaciones públicas. ¿Nos dedicamos más o menos a lo mismo? Técnicamente, sí. ¿Lo hacemos igual? Absolutamente no. Samantha es puro poder, glamour y mucho “yo no pido permiso”. Representa marcas de lujo, su teléfono no deja de sonar, gestiona escándalos mediáticos y consigue titulares en un parpadeo. Yo, por ahora, tengo que pedir permiso hasta para salir cinco minutos antes.
Y ahora… mi vida. Mi día a día no tiene nada que envidiarle a una romcom. Bueno, tal vez sí. En realidad, bastante. La agencia de publicidad en la que estoy está en una torre, tengo hasta una tarjeta para poder entrar y unos ascensores que suben a toda velocidad. Hasta ahí, ¡lo estoy petando!
Estoy en el departamento creativo así que lo que hago básicamente es pensar campañas (o intentarlo). Dicho así, suena súper guay (y si que lo es), pero en mi caso no hay nada de cosméticos franceses ni ropa cara, más bien coches y fútbol.
Amo lo que estudio, me encanta pensar ideas y jugar con conceptos pero a veces me veo reflejada en el negro de mi pantalla apagada y pienso: ¿Esto lo firmaría Carrie? ¿O me cancelaría por falta de glamour?
Puede que nada sea 100% como lo imaginé, pero también he aprendido algo: las chicas de las romcoms son increíbles… pero yo también. Sin presupuesto de vestuario, sin guionistas, sin música de fondo… Solo yo, mis ideas, y una presentación de PowerPoint con colores que no combinan.
No tengo una oficina en Manhattan, cafés con arte latte, eventos chulísimos, ni un jefe con acento británico. Pero tengo ganas, creatividad y un sentido del humor que sobrevive a cualquier feedback. Así que… igual dentro de 10 años soy yo la que lleva tacones sin motivo, entra a una reunión diciendo ‘he tenido una idea’ y todo el mundo la escucha.
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