Tengo un hueco y quiero compartir con todos unas reflexiones que os pueden parecer un poco atrevidas pero que están hechas desde el corazón.

A veces no entendemos por qué ocurren las cosas y nos planteamos muchas interrogantes,  las cosas suceden  unas veces porque compramos todas las papeletas, y, aún sabiendo que nuestro comportamiento puede tener unas consecuencias negativas, seguimos adelante. Digamos que «te lo has buscado». 

Otras veces se salen de nuestro dominio y ocurren sin más, muy a pesar nuestro, no podemos controlarlo todo. 

Nuestro futuro sí podemos programarlo y trabajarlo en el presente, pero nuestro destino es otra cosa, no lo conocemos, solo Él lo conoce, estamos predestinados, tiene previsto algo para nosotros que a veces no coincide con lo que queremos o pensamos, pero que es lo más conveniente aunque en ese momento no lo entendamos nada de lo que ocurre.

Debemos dejarnos llevar, confiar en Él que lo sabe todo, lo tiene todo, lo puede todo, apoyarnos en Él, escucharle, y os aseguro que todo irá mejor, seremos capaces de orientar nuestra vida para disfrutarla y compartirla con los demás, con los seres más queridos.

Creo que no hay que empeñarse en querer entenderlo todo, solo tenemos que escuchar, escucharle a El, y basta. 

Este mundo está cada vez más lleno de gente que pretende saberlo todo, dominarlo todo, mandar sobre todos, creerse más que todos, gente superior. 

Cuanto más nos centramos solo en nosotros mismos, más egocéntricos,  más egoístas, peor lo pasamos y al revés, cuanto más nos centramos en los demás, en hacer felices a los demás, cuanto más generosos, más afortunados somos, más satisfechos, más llenos por dentro.

Hoy reflexionaba sobre mi estado de ánimo y llegaba a la conclusión, de que, aún teniendo motivos a veces, para estar desanimado, hundido y jodido, por qué no decirlo, no quiero que todo lo que me está sucediendo me pueda, es entonces cuando surge la conversación con Él, y vuelve a resurgir el ánimo, la alegría, la luz, el sentido común, las fuerzas para afrontar cada instante de mi vida como si fuera el último, el único, las cosas las veo diferentes, con más optimismo, con más alegría. 

Cuando llegan los momentos buenos para disfrutarlos, siempre compartiendo todo con los demás y cuando llegan los momentos malos para aprovecharlos, curtirme un poco más y madurar como persona.

Llego a la conclusión (es mía) de que es necesario pasarlo mal para volver a pasarlo bien, para valorar más a los demás, todo lo que tenemos, lo  que nos han dado gratuitamente  y que a veces ni agradecemos porque estamos metidos en nuestro mundo, en nosotros mismos.

Se está poniendo de moda la meditación, ya hay centros especializados en ello. Cada vez hay más gente que lo demanda porque no son capaces de pararse a reflexionar, de hacer un silencio en su mente en su interior para examinar su vida, los acontecimientos que le rodean. 

Estamos en una sociedad que va muy de prisa, tenemos la información al instante sin saber si es verdadera o falsa y se hace cada vez más necesario haceros preguntas concretas y  ser valientes en nuestras respuestas y en nuestros planteamientos.

No es un sermón, estoy dejando que el corazón hable, es él el que está escribiendo y lo hace rápido porque ahora mismo sus latidos van deprisa, porque cuando comparto cosas con los demás se acelera de felicidad, de gozo, de alegría.

Un abrazo a todas las personas de buena voluntad.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS