Mirala, tan bella como siempre, tan tranquila como siempre, más distante que nunca, pero ¡he! Tu mírala, mírala como su recuerdo se va adentrando en esa niebla densa que sale de tu cabeza, similar al humo que exhalas por la boca mientras estás en la calle o en tu cuarto.

Mírala como se acerca al borde del olvido a donde ella ya te condenó, pero tú solo la ves, siempre, a cada instante, en tus recuerdos los que te muerden el cráneo.

Mírala, tan alegre y llena de vida, que hace parecer estatuas al resto de seres vivos.

Y si, tu solo mírala, como poco a poco como día tras día se aleja más de ti, como a cada instante que pasa se sigue alejando, adentrándose es ese lugar al que tú no puedes llegar.

Tu solo… mírala ir, es todo lo que puedes hacer.

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