Embarazada a los trece años. Por más que intentó su madre mantenerla oculta y aislada de los vecinos, la verdad recorrió las cuatro calles del pueblo. Embarazada y, peor, soltera. Estruendoso su dolor cuando dio a luz; bajaban sus gritos de las copas de todos los álamos. Un día que salió su madre de la porqueriza, detrás dejó unas pisadas rojas en la tierra y una estela de huesos diminutos.
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