A veces me pregunto si la cárcel son mis circunstancias o mi mente. Suelo responderme que mi mente convierte en cárcel a mis circunstancias limitando mi acción. 

Últimamente me siento como un disco repetido, rayado de tanto sonar. Vivo en un bucle donde mis problemas se repiten día tras día. Me gustaría encontrar el fin del laberinto para sentirme en libertad, pero a cada paso que camino, me mareo un poco más. 

Estoy en ese punto donde no sé si irme o quedarme en ese lugar. No tengo claro si el irme es de cobarde o de valiente. Lo único claro es que ya no pertenezco más…

Me entristece elegir quedarme en un lugar donde me marchito poco a poco, pero tampoco sé como irme y eso me marchita un poco más.

En mi vida siempre elegí lo conocido, mantenerme en el camino de lo que era posible predecir, aunque nada sea predecible al final. 

Hasta ahora, que una repentina voz en mi mente me dijo que tire la brújula, cambie de sendero y no mire hacia atrás. Al principio, mi miedo fue comprensible porque todo lo nuevo asusta y da incertidumbre al andar, pero hoy, después de tanto tiempo, entiendo que ya me lastima hasta caminar. Parece que quiero hacer poesía de mi dolor, pero tal vez el dolor sea ya poesía de por si. 

Me molesta el sentir que elegirme está mal, que tengo explicaciones que dar, que no me merezco los logros por los que solamente yo luché. Me enoja que me lastime tanto un lugar, personas o la misma circunstancia, cuando no deberían importarme nada, porque yo no les importo nada. 

Me angustia sentir que elegirme puede verse como falta de gratitud hacia las oportunidades, pero una parte de mi alma me pide por favor que deje el combate porque está cansada de luchar. 

No sé en que momento me volví tan sensible o si siempre lo fui. Lo único que tengo claro es que hoy todo parece doler más que ayer, cada decisión parece el fin del mundo y la paz mental es la única felicidad a la que puedo Y QUIERO ASPIRAR. 

De cuántas cárceles hemos sido presos sin encontrar la llave. En ocasiones fuimos libres sin siquiera haber cumplido la debida condena, en otras, sabemos que tendremos la perpetua asegurada pero seguiremos intentando que sea, al menos, libertad condicional. 

Hoy, desde mi jaula, les comento que no hay día en que no recorra rincón por rincón para encontrar la salida. Deseo con todo mi corazón podes sentirme en paz de nuevo, sentir comodidad y gratitud. Saber que del otro lado valoran mi presencia y quedarme porque me quiero quedar. Hoy me siento atada y en un bloqueo total. Cada día se vuelve una tortura. La noche es el único momento del día donde les permito a mis demonios gobernar, me dejo ser libre para llorar y hablo con ellos y conmigo sobre cuánto esta costando sanar. Me dicen que es mi culpa porque yo elegí este camino para caminar, les respondo que lo hice esperando mejorar porque entendí que el nunca cambiar de camino, no te permite evolucionar. 

No les niego que en esta condena que estoy viviendo, aprendí un millón de cosas. Elijo quedarme con que lo intenté, hice todo lo posible para pertenecer a donde nunca pertenecería. Di todo lo que tengo y más por hacer lo correcto.

Espero escribirles en un tiempo contándoles lo duro que fue encontrar la llave pero haberlo logrado. Quisiera poder contarles que estoy viviendo la vida que siempre había deseado y que lo bueno tarda en llegar, pero siempre llega.

Les deseo que, pese a lo difícil que sea, cumplan esa vil condena y un día puedan salir en libertad. 

La conclusión es que, al final… las circunstancias no eran las barreras, la cárcel es sólo mental y nadie más que vos puede derribar los muros. 

 

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