Ahora que ya lo sé hacer, ahora me parece muy fácil, pero reconozco que no lo es.
Me quedo viendo fijamente mi reloj digital (con números delgados y rojos, 11:44 AM) y me concentro y focalizo intensamente en la hora, por espacio de varios minutos nada más importa, hasta que se te cierran los ojos.
De pronto te ves dentro de ti, no de tu mente si no dentro de tu cuerpo y mente como un conjunto y avanzas hacia adentro.
Primero te encuentras con tus pensamientos, sentimientos y vivencias inmediatas, es una vorágine de imágenes y sonidos que recomiendo ignorar, so pena de alargar o entorpecer el proceso. Sigues adentrándote, vienen los recuerdos permanentes, toda tu vida está allí, y no es desordenada como en la etapa anterior, es una colección videográfica a la cual puedes acceder sin problemas ni distracciones, perderte en cada una de ellas y revivirlas. Pero recomiendo seguir avanzando, todavía el tiempo corre y estás consciente de todo tu alrededor.
Después de los recuerdos hay una estancia muy iluminada con luz blanca, inmensa y vacía, sin paredes, eterna y desesperante, es la etapa más difícil de superar. Aquí no sucede nada a menos que estés soñando. Los escenarios más descabellados e imposibles suceden aquí como cosa normal. Este escenario no está diseñado para ser observado por el ser consciente. Después de un sueño, algunas pinceladas de él se cuelan directamente a la etapa caótica de los recuerdos inmediatos y te dan una idea más o menos vívida de lo que pasa aquí. He llegado a la conclusión de que solo los llamados “soñadores” pueden observar plenamente lo que aquí pasa me tomó mucho tiempo perfeccionarlo, pero tienes primero que haber soñado despierto mucha veces, entonces serás testigo de un mundo increíble que no se puede describir con palabras, en donde alegrías infinitas y tragedias montan escenarios de realidades completas, a veces hasta universos!! Pero para detener el tiempo debes seguir avanzando. De este mundo vacío no se sale con facilidad, la máxima de las concentraciones es necesaria. Y luego llegas al tiempo.
Es una cámara pequeña y vacía, iluminada de amarillo y con paredes cavernosas, pero lo que más llama la atención de este lugar es el sonido, es a la vez el fuerte sonido de tu corazón y el de un reloj, es tu tiempo. Una vez aquí ya tu cuerpo externo no existe y mientras estés aquí no puedes despertar, estás en una especie de coma auto inducida. Recomiendo dejarse llevar por el sonido acompasado de tus latidos. Llega un extraño momento en donde a voluntad lo puedes detener y reanudar, ya tienes el tiempo en tus manos.
Ya con el dominio temporal en tus manos puedes salir y dirigirte a las otras estancias y permanecer el tiempo que quieras en ellas. Puedes (si eres soñador) quedarte varios días o meses contemplando tus sueños, donde lo imposible en nuestro mundo físico aquí no lo es, sucede cataclismos, puedes volar o vivir bajo el agua con naturalidad, gobernar países y reinos o morir guillotinado. Los sueños son aleatorios y no los puedes elegir, solo eres un espectador afortunado.
Lo que si puedes elegir son los recuerdos, puedes visitar tu niñez o adolescencia y vivirla, quedarte en ella el tiempo que quieras, si quieres vivir tu vida de nuevo también lo puedes hacer pero no puedes cambiar lo que ya hiciste, lo he intentado y es imposible, ya el guion de tu vida está escrito y la tinta es indeleble. Una vez hice todo el recorrido, pero cuando tus viejos recuerdos se empiezan a juntar con los nuevos es un poco caótico y desesperante. Lo bueno de esto es que revives detalles de tu vida ya olvidados, para bien o para mal, e mi caso lo agradezco.
Puedes detener el tiempo según la edad que tengas y no puedes ir más atrás o más adelante, en mi caso he logrado estar cuarenta años continuos y despierto justamente al momento de quedarme viendo mi reloj digital de números rojos: 11:44 AM.

Créditos de laimagen: Tick Tock: Your Body Clocks | NIH News in Health
Time lords: The clocks that rule our world
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