I. Cuando me alejo del hombre, que hoy día soy, y me transporto al mundo de mi adolescencia, de mis sueños y amores. Me transformo y me lleno de recuerdos y sentimientos que nunca mueren… Si no que apartamos, sin razón de aquel mundo mágico lleno de ternuras, puras e inocentes. Del rozar de una acaricia, un beso y del montón de sentimientos que brotan de tu manantial de frescura e inocencia.
Que asombrosos sentires, que solo vives a plenitud en tus primeros caminos de enamorado. Sí, solo basta del escuchar melodías pasadas, de tus famosas épocas de amoríos. Como no recordar, tus primeros besos de sabores de encanto hechicero. De que, tu corazón no controlabas, y tu mente muy poco, que lindura de conmociones apartamos de nuestra vida. Porque crecemos, y disque maduramos…
Pero florecemos muy deficientemente, Ya que nos separamos de los sentimientos más puros que un ser humano puede vivir.
II. Seguimos mirando nuestras huellas lejanas; de romances encantadores. Recordando, el sentir del amor y la verdad de la vida. Dibujando en nuestra mente, lo que, en el corazón llevamos. Allí, muy íntimamente esta ese sentir, que te reclama el abandono de la magia de tu ser. Acércate un poco a tu sentimiento, dormido yendo allá en lo lejos de tu niñez o algo más. Para que así, tu yo de ahora despierte y sienta lo divino del amor.
Busca esa flor, ese te quiero y caricia que ensancha tu corazón. Pero, regresan esos sentimientos que te llenan y engrandece tu vivir, no vivas, solo existiendo sin vivir. Añorar hacer de ti, lo que tu ser siempre oculta y pide a gritos.
Que tontada de apartar lo que nos llena, y transporta al mundo que tanto buscamos, donde no es.
OPINIONES Y COMENTARIOS