El don de ser hecho a imagen y pensamiento de Dios, nos llena de él, y bendiciones del gran mar del ser de la verdad del Espíritu. Esa esencia divina que llevamos cada uno; así que aplaca tu mente, que es la que lleva todo tu ser a lo que eres. Apacíguala, para que tu alma se quite las cadenas que no te dejan brillar.
Y tu cuerpo que es la casa de Dios, en armonía con tu mente y alma te lleve a percibir un principio de la luz y verdad
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