No supe amarte, no como merecías, porque amarte era mirarme en un abismo sin nombre, donde tu luz encendía mis sombras dormidas y el temblor de mi alma no hallaba refugio en mis manos.

Quise volar sin saber que tus alas eran un espejo, y confundí libertad con huida, amor con herida, mientras tú me ofrecías tu todo y yo solo sabía sostenerlo a medias.

Fuiste fuego y espejo, fuiste poema que no terminé de escribir por miedo a leerlo, hoy aunque el tiempo nos haya deshecho en silencio, te bendigo en mi pecho y te dejo libre, así como se libera a los sueños que fueron verdad por un instante eterno.

Escrito por: Pedro Sabando

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