Lo bello y la nada

Lo bello y la nada

Germayed

13/04/2025

  El humano y las criaturas que habitan este mundo son puntos miserables a merced de las leyes físicas de la naturaleza, leyes que no tienen piedad ante el sufrimiento de sus criaturas, pues son mecánicas, inercia cuyo avance destruye, mata, aniquila.

  Somos insignificantes, creemos que somos importantes pero no, nuestra absurda vanidad es una ilusión capaz de crear fantasías, fantasías que nos ponen en el centro de la trama pero no, sólo somos actores de reparto carentes de sentido ni valor trascendental. Los protagonistas son entes abstractos, algoritmos detrás de los genes quiénes controlan las acciones humanas, ergo, el hombre en su repugnante egoísmo piensa que sus acciones particulares y pensamientos son autónomos, propios e independientes. Somos instrumentos de la física, mero experimento cuyo propósito es la autodestrucción programada.

  El universo instrumentaliza el sufrimiento para rendir tributo a su propio caos a expensas de la agonía de los justos, quiénes creen en un orden, sin embargo, el orden también conlleva sufrimiento, en ese sentido, es irrelevante que seas justo o injusto, la sombra de la destrucción, el dolor y la miseria ronda a quien haya nacido de mujer, al final no importan nuestras acciones, pues hasta la consciencia más justa, empática y misericordiosa no está excenta del dolor implícito sólo en la mera acción de vivir y en padecer sonoras amarguras físicas a pesar de no merecer, según acciones benignas, los arrebatos despiadado del cosmos.

   Somos miserias, migajas vivientes sin ningún valor moral para este universo inmisirecorde que no tiene piedad ni siquiera con la mariposa azul celeste que yace sobre las más hermosa flor del jardín. La belleza es la costra de la vida, sólo la superficie ilusoria de la existencia, en tanto, la esencia es el negror, la destrucción, la segmentación de lo bello en la nada.

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