CUANDO SUBE LA MAREA

CUANDO SUBE LA MAREA

Angie

06/04/2025

          CUANDO SUBE LA MAREA

     Por fin Primavera, pensaba en alto Clara desde su ático de Malasaña ese soleado día, sin saber lo que ese sábado marcaría su agitada vida.

Chica de provincias que decidió cambiar el pueblo costero de Asturias en el que nació, sus amaneceres y la paz de las olas, por Madrid, ciudad a la que se mudó persiguiendo su gran sueño, ser escritora. Añoraba asomarse al alfeizar de su ventana como hacia cuando era adolescente, contemplando el oleaje del Mar Cantábrico hasta que subiera la marea, fundirse con élla ; el Mar era bravo, aventurero como élla, sentía que la arrastraba, pero siempre la devolvía a la orilla. Clara era feliz recordando aquellos bellos atardeceres que cambiaría por asfalto.

     Ese día no madrugó ,se levantó sobre las doce de la mañana, desayunó café, tostadas con mermelada, aguacates y fresas frente a su PC, preparaba su primera novela en aquel pequeño balcón ,escribía a menudo en Primavera ,desde su tercer piso, contemplando la Plaza del dos de Mayo .

Aquella castiza plaza era fuente de inspiración para Clara, pero entre renglones escribiendo ese día , alzó la vista, algo sucedía , el ladrido de una perrita guía la alertó; tiraba asustada de la mano de su dueña, una mujer de avanzada edad e invidente, hacia la escena de lo que parecía a distancia un robo; Clara divisó desde la altura de su ático, a dos jóvenes , un “ ladrón “ y un transeúnte, forcejeando en una zona solitaria de la plaza.

El corazón de Clara palpitaba, escuchó a la anciana sollozar entre lágrimas ;” ¿ que sucede Layka?» ¿qué te asusta?” ¿dónde me llevas?”, mientras el robo se ejecutaba. 

Todo sucedía en cuestión de segundos, la victima del robo pedía con desesperación auxilio, fué en ese momento cuando aquella frágil anciana desde la oscuridad entendió lo que sucedía y acarició a su perra Layka mientras el ladrón se fugaba.

      Clara entendió que la Marea subió de forma diferente ese día, “pongamos que hablo de Madrid”, recitaba Sabina en ese balcón esa mañana en la Plaza del dos de Mayo entre estas líneas en el capítulo de su novela :

“El mar dentro de un vaso de ginebra. Pongamos que hablo de Madrid.

Los pájaros visitan al psiquiatra.

Las estrellas se olvidan de salir.

La muerte pasa en ambulancias blancas
Pongamos que hablo de Madrid” 

                               Angie Carabias

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