Jackie apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta antes de que Jarett la acorralara contra la pared. Su aliento caliente rozó su piel cuando le tomó el rostro entre las manos y la besó con una urgencia feroz. Sus labios se movieron con hambre, devorándola, arrancándole suspiros entrecortados.
Con una mano en su cintura, la levantó apenas del suelo, presionando su cuerpo contra el suyo. La tela de su vestido se alzó con facilidad cuando él deslizó los dedos por sus muslos, provocándole un escalofrío que la hizo aferrarse a sus hombros.
—Jarett… —murmuró ella, con la respiración entrecortada.
Él no respondió con palabras. En cambio, se arrodilló frente a ella, sus labios dejando un rastro de besos por su vientre hasta llegar a su entrepierna. Sus dedos apartaron la tela de su ropa interior antes de que su lengua la hiciera arquearse contra la pared. Jackie soltó un gemido ahogado, su cabeza cayendo hacia atrás mientras se perdía en la sensación. Su cuerpo reaccionó instintivamente, aferrándose a su cabello y guiándolo más cerca, su espalda rozando la pared con cada estremecimiento de placer.
Cuando sintió que su cuerpo alcanzaba el borde del éxtasis, Jarett se puso de pie de un tirón, atrapándola con su mirada ardiente. Sus labios brillaban con evidencia de su deseo satisfecho, pero aún no había terminado con ella.
Sin darle tiempo a recuperar el aliento, la levantó en brazos y la llevó escaleras arriba. Jackie apenas pudo procesar lo que ocurría antes de que su espalda tocara las sábanas de la cama. Jarett se deshizo de su propia ropa con una rapidez desesperada antes de deslizarse sobre ella. Su cuerpo encajó a la perfección con el de ella, su calor fundiéndose en una espiral de necesidad.
—Dime que me quieres tanto como yo a ti —murmuró contra su cuello, su voz ronca y cargada de deseo.
Jackie entreabrió los ojos y lo miró fijamente, con la respiración entrecortada.
—Más —susurró, arqueándose contra él.
No hubo palabras después de eso, solo gemidos, jadeos y el sonido de sus cuerpos chocando con furia y deseo.
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