El bordado se tambalea,
baila al viento.
Vas a ser,
lo que eres ahora, siempre.
Las paredes de la habitación,
se inundan de luz,
de luz que filtra
la
cortina blanca;
de luz que tranquiliza
la estancia,
que respira desde el pensamiento,
que enaltece tus pechos,
que seca mi boca.
La cortina blanca, se ve azul,
del cielo que la traspasa,
azul del camisón que delata
tu cuerpo y el sol.
Desnuda,
frente a la cortina blanca;
me gustaría
tener ojos de pez,
uno a cada lado,
flotando en cada poso de arte,
en cada reducto de belleza,
en cada instante
de placer.
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