Te vi partir, con la mirada en el suelo,
las promesas se desvanecen, como el humo en el viento.
Las risas que compartimos, ahora son ecos lejanos,
y en cada rincón de esta casa, siento el frío de tus manos.
Y duele, duele tanto,
como un puñal que atraviesa el alma.
La traición se viste de amor,
y en el silencio, grita el dolor.
Las cartas que escribí, nunca las leíste,
las palabras se perdieron, como un sueño que no existe.
Te entregué mi corazón, sin pensar en el final,
pero ahora solo quedan sombras, de un amor que fue real.
Y duele, duele tanto,
como un puñal que atraviesa el alma.
La traición se viste de amor,
y en el silencio, grita el dolor.
Las lágrimas caen, como lluvia en el suelo,
cada recuerdo es un eco, que me atrapa en su duelo.
Pero un día despertaré, de esta pesadilla oscura,
y aunque hoy me duela, encontraré mi locura.
Y duele, duele tanto,
pero aprenderé a sanar mi alma.
La traición se viste de amor,
pero yo renaceré del dolor.
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