Me sentía gorda, me sentía fea y negra. Me sentía olorosa y horrible me sentía flácida y sin forma, no me sentía femenina y el maquillaje no ayudaba. Tampoco las mascarillas ni el barniz de uñas color carmín.
Me sentía sola, dejada, abandonada, me sentía vacía.
Me sentía poca cosa, me sentía como nadie debería de sentirse
Me gustaba tocarme, me gustaba meterme los dedos en la ducha, imaginando como me cogía…
Me gustaba imaginar su pene en mi boca, me gustaba imaginar su cuerpo sobre el mío, me gustaba imaginar como lamia mis pezones y mi vagina, me gustaba imaginar sus besos en mi cuello, su lengua enrollada en la mía, su aliento, su sudor, su ritmo al penetrarme. Me gustaba imaginar que tiraba de mi cabello, que ponía sus manos en mi trasero y apretaba mis tetas.
Me venía.
Salía del baño y ahí estaba él con su teléfono en la mano me sentía triste, me dolían sus palabras las llevaba tatuadas en mi mente «ya no te deseo»
Me sentía avergonzada de no ser lo suficientemente linda, me sentía mal, mi corazón me dolía y con el cabello mojado y lágrimas en mis ojos recargaba la cabeza en mi sucia almohada, ansiosa de que fuera otro día, ansiosa de entrar de nuevo en la ducha para volver a ser suya.
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