El limonero embriagó mis sentidos, perfumando cada bocanada de aire que inhalé, no lo pensé en aquel momento, en que solo veía tus ojos de pestañas largas y tiesas, con aquel castaño claro casi amarillos, al tono con la fruta que colgaba del árbol. Arrancaste una hoja verde oscuro lustrosa , y acercandola a la nariz, cerraste los ojos para que el olor te embargara, el contraste de tu piel sedosa y blanca, con aquella hoja verdísima, me estremeció , tirabas a ratos de la firme rama y arrancabas hojas, que apretujabas en la mano, olias cada tanto la mano, asimismo como la hoja maltrecha en su interior para luego soltarla inerte . Yo que llevaba meses intentando hablarte, me trababa a cada tanto, buscando las palabras precisas para sorprenderte, encantarte, a ratos parecía lograr tu atención, cuando fijabas las pupilas resplandecientes unos breves segundos en mis ojos, me temblaban las piernas, me sudaba la espalda y el sol que a tu espalda iluminaba tu silueta no hacia mas que conmoverme, emocionado a tal grado, que abría la boca mirándote sin a penas pestañear , casi sin respirar . No fue sino hasta mucho después, que vine a notar los detalles del resto de tu cuerpo, las manos que antes viera destrozar sin clemencia las hojas, eran pequeñas, de dedos regordetes y unas mordidas hasta la flagelación , blancas y de nudillos poco marcados, los brazos cortos y delgados parecían demasiado desproporcionados para el resto del cuerpo, las piernas largas y delgadas, con un torso firme y más grueso, donde destacaban los seños prominentes del tamaño de un durazno, redondos y altivos, cuya piel sobresalía levemente por la tela del borde de la blusa de encaje; rosa pastel y que dejaba ver unas pecas marrones del pecho y la piel delicada suave y albísima del pecho , se levantaba a cada inhalación la tela brevemente y me llegaba en ráfagas maravillosas un aroma afrutado, mezclado con el cítrico de las hojas y el almibarado del aliento con chicle de frutas , aromatizando todo sutilmente , me saltaba el estomago y se aceleraba mi corazón , miraba su boca apenas delineada en los bordes, como en un borrón, mire la nariz larguirucha y fina como una pieza de madera cincelada, los fosas apenas abiertas , la mejilla redondeada, pero con la piel pegada al hueso, en un rostro pequeño, eran los ojos quienes representaban el universo de todo, las pestañas rubias y largas pero sin curvas, y el color ámbar amarillento, con detalles pardos y marrones, que a cada instante me parecian mas hermosos .Tenia una vocecilla chillona y débil como destemplada , quizás porque en la pubertad aún no había total desarrollo de la laringe y parecía ahogarse, porque hablaba con tal fluidez, que le faltaba el aire, me contaba cosas cotidianas con un entusiasmo tal , que parecía estar leyéndome una novela , cuando miré sus zapatillas, sucias de tierra , completamente cubiertas de imagenes de mariposa, en un pie exageradamente pequeño, me sorprendí interesado obsesivamente en ellos , calculando el largo de los dedos, el color y la textura. Una brisa imprudente me sacó del ensimismamiento y caí en cuenta que hacia más de una hora que estabamos allí, intenté convencer a mi cerebro de dar por terminada la charla y acompañarla gentilmente hasta la esquina de su casa , pero no podía moverme, embobados en aquella mezcla exquisita de aromas a vainilla, a dulce , a frutas, a limón, ella paraba la charla esperando mi respuesta y yo le contestaba o con una sonrisa o con una afirmación, sin llegar nunca a rebatir alguna de sus afirmaciones, el cabello se le vino a la frente con la segunda oleada de brisa e instintivamente estiré la mano para acomodar aquel cabello rojizo y travieso , pero en un segundo sacó un elástico de su bolsillo y apretujó los risos finos y brillantes en un moño parado despejando completamente el rostro, ahí descubrí entre las pecas un poco de acné , las cejas desordenadas y espesas , una marca de varicela en la frente y otra en el mentón y unas orejas puntiagudas como de elfo, al fijarme un poco mas en ellas , se dió por aludida y se le enrojeció el rostro, yo la miré sonriendo para calmarla, pero se toco el cabello soltando unos mechones para ocultarlas , me sentí un imbécil por no decirle algo agradable y salir del paso, pero no se me ocurrió nada , metí las manos en los bolsillos holgados de unos jeans una talla más grande, donde nadaban mis piernas chuecas y flacas, y me estorbaba la basta, ella parecía también mirarme con cierto interés, habíamos sido vecinos mucho tiempo, un par de veces nos topamos con nuestros padres en la calle y nos miramos en silencio mientras ellos hablaban , otras salíamos a jugar en grupos distintos, que rara vez se entrelazaban en algún juego, la mayoría de las veces interrumpido por alguna de nuestras madres, no estábamos en la misma escuela, tampoco teníamos amigos en común, pero coincidíamos en el negocio de la esquina comprando chicles, mas de alguna vez me turbó su perfume avainillado, su pelo rojizo desordenado y aquellos ojos , más de alguna vez sentí la tentación de rosarla estando solo a cm de su brazo flaco y de piel finisima, más de alguna vez casi pude sentir como emanara de ella un calorcito tibio , y ahora con esos gestos aniñados, los ojos abiertos resaltando cada frase con esa vocecita incomoda , me parece casi un sueño. Ella de pronto detiene la charla , se toca el cuello, se endereza , alisa un poco los jeans que le quedan tambien un poco holgados y se acerca peligrosamente , demasiado cerca para poder salir corriendo, me besa húmedo en la mejilla muy pegado a la boca, y me susurra algo como: me tengo que ir, yo que ya no puedo mas de ansiedad le sostengo despacio los dedos , primero intenta zafarse luego se queda prisionera allí, a escasos centímetros, muy quieta, la tela sube y baja más a prisa , el aroma entre cítrico y avainillado se intensifica y el dulce que exhala su boca abierta , sin dudarlo más la pego a mí rostro y la beso despacio aprisionando primero su labio superior, siento mi latir y el suyo desbordados , sin abrir los ojos le enlazo el cabello y presiono desde la nuca para entrar en su boca, gime despacio cuando el beso se alarga y voy sintiendo un calor, un sopor, la suelto y aún tengo aprisionada su cabeza, los ojos más amarillos y brillantes, los labios húmedos y enrojecidos y la respiración agitada , no se si disculparme o besarla otra vez con más pasión , solo que aquella actitud suya me desconcierta y me pone nervioso, ella tiembla y no mueve sus dedos apretados despacio entre los míos, por fin ya mas calmada, pero aun con el rostro ruborizado y la voz temblorosa afirma: besas bien, me gustó ,y se suelta de mis manos retrocediendo sin dejar de mirarme , ahora huelo a fruta, a limón y vainilla y ella se lleva mi olor a madera, testosterona y jabón . Despierto empapado, las sabanas enrolladas en torno a mis piernas , el pelo empapado, cuello y el vientre brillosos y húmedos , me incorporo lentamente cuando la sensación de ahogo y desesperación han cesado, apoyo los pies desnudos en la losa , me peino un poco con los dedos y seco el sudor de mi cuello con la palma de la mano. me inclino y afirmo los brazos en los muslos dejando descansar la cabeza hacia adelante apoyada en las manos. Hacia mucho que no la soñaba, no así de nítido, no así de increíblemente realista. Aún sabiendo que estoy solo en la cama miro hacia el lado contrario, está igualmente desordenado producto de los sueños, me levanto y ya de pie tomo agua del vaso en el velador , me estiro, me saco la polera y me la cambio por una limpia, decido también cambiar mi ropa interior que tiene impresa la emoción copiosa de lo recién soñado, río para mi mismo pensando en lo controlado que soy siempre en aquel aspecto. Ella partió hace muchísimo tiempo y esos besos nunca existieron , un par de veces le roce los dedos jugando en la calle mientras nos pasábamos la pelota, un par de años después se fue lejos y la vi ya convertida en una mujer, casada con dos hijos cuando falleció su padre y se vio obligada a volver. Entonces me saludo con un gesto y sus ojos apenas me miraron , habían cambiado, como ella, se habían oscurecido y achicado, solo una cosa me rememoró el pasado, traía un perfume de bergamota, flor de azahar, vainilla, fresas y almendras, imposible de olvidar , reconocí cada una de las notas , porque hacia años que lo producía y lo había bautizado con su nombre , era uno de los tantos que hice, buscando aquellos aromas maravillosos de la adolescencia, rememorando los sentimientos, las sensaciones, la magia que te destempla los miembros y te adormece los pensamientos, aquello que solo te permite sentir con una intensidad tal que parece que te explota el cuerpo. Aquella vez la ví moverse entre la gente, con un vestido etéreo color azul intenso, me llamó la atención que no usara negro, llevaba los mechones aún cobrizos , pero entrados en canas, amarrados en un moño flojo que tapaba orejas , las pecas inundaban su rostro pálido y la boca pequeña aún era un borrón rosa en el rostro, había crecido poco, pero estaba gruesa por los partos, también sus brazos parecían distintos mas musculosos y fuertes, arrastraba los pies calzados con unas sandalias de tiras que me permitieron reafirmar que eran como me los imaginaba, sus pechos más grandes y algo caídos aún pujaban por salir del borde del escote manchado de marrón en varias partes , se alejó un poco hasta el limonero volviendo del cementerio, la ví tironear la hoja y cerré los ojos , creo que aspiramos al unisonó aquella hoja verduzca , cuando abrí los ojos la pobre bajaba destrozada hasta el suelo., solo entonces y a varios metros me miró fijamente , sin expresión , se enfrío mi piel y me sudaron las manos cuando el mismo mechón de siempre escapaba del moño y le golpeaba despacio el rostro cuando la brisa ligera la alcanzaba . Nunca supe si ella alguna vez sintió algo por mi, nadie lo sabia, era algo de lo que nunca habló, yo tampoco lo hice, alguien me tomó del brazo y me empujó a caminar , la chica no tendría mas de doce años, era la viva imagen de su madre a esa edad, me sonrío con la boca llena de frenillos y su aliento afrutado me golpeo en el estomago sacando las mariposas encerradas, la nariz un poco mas respingada, la boca jugosa y fresca, generosa, los ojos una extraña mezcla de amarillo y marrón , y el cuerpo absolutamente desproporcionado, el moño tirante despejaban un rostro fino pálido, hermoso y de orejas perfectas.Confundido la miraba siguiendo su paso errático.
– ¿Y tú quien eres? – le dije por fin intentando safarme de su lazo tibio
– ¿yo? , soy Sofia, ¿ quien eres tú?- me sorprendió que a pesar de ir colgada de mi brazo desconociera mi identidad .
– ¿y porque te tomas de mi , si no me conoces ?
– La tía Amelia , dijo que tú fabricabas el perfume que usa mi madre y que se conocen hace mucho , se me nublaron sin querer los ojos y una presión dolorosa atravesó mi pecho-
– si, – respondí muy quedo – es cierto, nos conocemos hace mucho, con la mirada pegada en los pequeños pies que me guiaban, con la nostalgia apuñaleándome el costado. Levanté el rostro en el momento en que se volvía, le hizo un gesto a la niña que destrabó el escuálido enganche y corrió enfundada en traje entero, rosa viejo, con blondas de color mantequilla y cordones entrelazados en la cintura , detuve mi paso y metí las manos en los bolsillos ahora apretados , la miré a lo lejos deseando que se volviese otra vez, pero se me perdieron lo risos rojos y no los ví mas.
Este sueño ha sido recurrente durante años, comenzó cuando le envíe la invitación para el lanzamiento de su perfume , que ni siquiera se dignó responder por cortesía , aquella noche como hoy, después de quedar empapado de aquel aroma, soñé con ella, con su pelo, ,con su boca, su aliento, con su frágil cuerpo extraño, soñé que la poseía y despertaba con los mechones en la cara , la mano tocando mi pecho exhalando aquel aroma a hoja verde de limón, , la dama con la que estaba aquel día, se vistió en silencio y salió de mi vida, luego la soñé muchas otras veces ,sobretodo cuando los limoneros estaban en flor, ella nunca dio alguna señal de acercamiento y se me pasó la vida esperándola Fue la misma Amelia quien me informó que un aneurisma aórtico complejo se la había llevado con apenas 52 años , no se porque me vino una angustia terrible por el destino de la chiquilla, que se había colgado de mi brazo, mucho más que pensar en haberla perdido, pensaba en la chiquilla sola llorando a su madre, luego recordé que el solo en ésta historia era yo, ella tenia padre y hermano, y dejé fluir un par de lagrimones salobres y calientes , me tiré de bruces en la cama y la recordé en detalle, tomé el perfume que hice en su memoria y me cubrí el cuerpo desnudo y me tape con una sábana encogido hasta que el olor penetro hasta las celulas. Pensé en ir a su funeral , pero desistí cuando ya había iniciado la marcha, viré en redondo y me fui a un lago, me emborraché hasta la inconciencia y desperté oliendo a sudor a fuego y tierra , aquello reavivo mis sentidos y regrese a casa con la sensación de que algo faltaba allí, y si faltaba; faltaba un recuerdo, una añoranza y por sobretodo una esperanza.
Hoy que el recuerdo me ha remecido el cuerpo y horadado el alma , puedo olerla aún sin tener cerca aquel perfume, está aquí dentro , tanto, que creo que mis propias células huelen a ella , lo peor es que si uso la lógica probablemente no habría resultado, quizás termináramos dejándonos u odiandonos, casi puedo imaginar las discusiones, pero también las sensaciones, si cierro los ojos se me erizan los vellos , si su olor me llega en una rafaga, se me retuerce el vientre y acelera el corazón. ¿ porque no la busqué?, ¿porque no lo intenté después del lanzamiento, porque no fui a golpear su puerta? un orgullo mal entendido supongo, un temor irracional al rechazo, una cobardía . Pensé tanto hace un par de semanas en eso, pensé en llevarle el perfume a la niña como excusa, pensé en espiarla un par de días, estuve a punto miles de veces en intentar encontrarme con ella de improviso , premeditando aquel encuentro, no hice nada de eso, y ahora que se ha ido, un cansancio pesado me agobia, un sentimiento de orfandad, una abulia, una inquietud y sobretodo la tristeza, una pena aguda y dolorosa, que se arrastra por mi cuerpo como una serpiente y me va recorriendo dejando un sendero de agonía. A pesar de eso anhelo la noche con urgencia, anhelo aquella sensación maravillosa de tenerla .
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