La noche oscura está pasando para Job, aunque se siente desesperado por todo lo vivido, ha podido reclamar y gritar en su corazón, el dolor y el sufrimiento que carga ante la ausencia de sus hijos. Se ha recetado silencio, soledad y sufrimiento, sus amigos están para escucharlo más no para darle la total razón. ¿A dónde acudir cuando el corazón se ha vaciado en la desesperación? ¿Se necesita gritar más fuerte y con rabia para ser escuchado y comprendido? ¿Cuándo llegará la paz al espíritu después de haber preguntado a los cuatro vientos, qué hice para merecer está guerra y hasta cuándo me darás la calma necesaria?
Sofar de Naamat, otro de los amigos que lo escuchan y lo abrigan en estos momentos delirantes por el dolor, trata de ser cauto pero directo, lo invita a calmarse y le reclama «¿va a tener razón por hablar sin control?», ha escuchado las quejas de Job, no puede guardar silencio ante la aflicción de su amigo, es necesario dirigirlo al puerto de la cordura, estabilizarlo después de tantas tormentas que ha sorteado, lo único que desea es brindarle un grado de esperanza ante tanta desolación, le duele el dolor de su amigo, «¡Pero ojalá Dios te hablase…te enseñaría secretos de sabiduría!», y es justo eso, lo que necesita Job ante el panorama desolador de su vida, unas pequeñas gotas de sabiduría para colmar la sed de injusticia que siente hacia el creador, ¿Cómo entender la sabiduría de un creador si ha sido este el que le infringio semejante dolor? No es fácil enderezar los renglones torcidos de Dios.
Comprender los caminos divinos es adentrarse a encontrarlos en un cuarto oscuro, no se puede elegir el camino correcto si la duda prevalece ante la desesperación porque se puede elegir cualquier vereda para salir del infierno cuanto antes, » pero el necio aprenderá a razonar cuando el asno salvaje nazca hombre», la necedad nos ciega, el coraje nos limita, el odio nos vuelve sordos, la desesperación nos lleva al sufrimiento, debemos como Job, tomarnos un tiempo en el silencio para dejar nuestra artillería por un momento y procurar buscar la sabiduría que nos religa nuevamente a lo humano demasiado humano.
Sofar de Naamat invita a su amigo a guardar calma para poder discernir sabiamente sus acciones, «si mantienes firme tu corazón…entonces alzarás la frente limpia, te podrán acosar, pero no temerás», mantener firme al corazón en los momentos caóticos que puede vivir el ser humano es el reto más complejo que puede enfrentarse, ¿cómo mantener la calma en el corazón cuando fuera de él se encuentra la guerra despiadada del sufrimiento? Cuando se busca la paz en tiempos de guerra, es preciso colmar al corazón de recuerdos y momentos que ya no estarán pero serán eternos en la memoria, son vida en medio del sufrimiento y dolor, pero no se puede vivir del pasado cuando el presente es tan incierto, se tiene que buscar un futuro que nos brinde esperanza, que nos devuelva la idea de que todo va estar mejor, y es eso lo que le dice su amigo Sofar, «llegarás a olvidar el infortunio…brillará tu vida más que el mediodía…vivirás confiado en la esperanza…te acostarás y nadie te asustará…» El futuro es halagador cuando se empieza a asomar esa luz tan tenue llamada esperanza.
Suspira Job al escuchar las palabras de su amigo, se queda meditando un momento, pareciera que sus rostro poco a poco se va dibujando la esperanza, sus ojos comienzan a tener el brillo de un hombre que ama esta vida, sin embargo, su boca comienza a hablar y lo hace de una forma retadora y airada, no le convence el discurso esperanzador de su amigo Sofar de Naamat, considera que lo dicho es una sabiduría popular, generalizada para los espíritus cómodos y mediocres, «¿Quién no sabe todo eso?» Increpa Job a su amigo, además agrega con intención de cuestionar la esperanza de algo mejor, «uno se convierte en la burla del vecino cuando clama a Dios en busca de repuestas», considera que no lo han escuchado, no se han permitido oír sus lamentos y suspiros por la ausencia de vida, no hay respuestas para el hombre íntegro y fiel siervo de Dios, aunque reconozca su grandeza solo existe el silencio para aquél que quiere escuchar al menos una palabra de consuelo por parte del creador, es por ello que lanza una serie de cuestionamientos a aquellos que lo escuchan «¿No distingue el oído las palabras, el paladar el sabor de la comida?… ¿Van a usar la mentira en defensa de Dios?… ¿Defenderán así si causa?… ¿Cuántos son mis errores y culpas?…¿Por qué me ocultas tu rostro y me tienes por enemigo?».
No hay esperanza para Job, se ha ido con el silencio del creador, aunque pregunte no hay respuestas claras para su corazón, se siente olvidado en la pesadumbre de su existencia sólo quiere comprender porqué si ama tanto a su creador no puede darle un poco de ese amor tan infinito que posee, «deseo encararme con Dios», el dolor que consume a Job está creciendo ante la soledad, busca una respuesta, quiere tenerlo de frente para saber porqué, ¿por qué lo eligió para semejante proeza? y al no tener respuesta se dirige a sus amigos y les comenta, «escuchar ahora mis descargos, atentos a la defensa de mis labios…guardar silencio, voy a hablar yo…pondré mi vida en mis manos» es tanta la desesperación que necesita rebelarse contra todo y todos.
En los momentos de angustia y dolor, el ser humano raya en la locura inmediata de la hora, se transfigura lentamente en un ser inerte, tembloroso, adolorido, acongojado y terriblemente escindido en su ser, se la va la vida en la añoranza, en los recuerdos de días felices, aún así tiene que levantar su rostro y mirar al firmamento para saborear el terrible atardecer que palidece su alma, continúa reprochandoles a sus amistades, que el hombre es «como la flor, brota y se marchita, se esfuma como sombra pasajera», somos un instante en la eternidad del tiempo; el dolor y el sufrimiento de Job lo llevan a comprender esa esencia tan terrible cuando el amor desaparece en su corazón, somos unos simples átomos atados al azar, somos un suspiro en un corazón roto.
La naturaleza sobrevive y se regenera más que el ser humano, ante la perdida y la ausencia de la vida, «un árbol tiene esperanza: aún talado, vuelve a retoñar, sus renuevos brotan sin parar», ¿Es posible que el ser humano se pueda regenerar ante el dolor como un árbol talado? La paciencia y la sabiduría tienen que impregnar sus raices para crecer en la adversidad, pero es tanto el dolor en Job que ve muy lejana esa postura, se siente desesperado ante las negativas de las respuestas por parte del creador, «pero el hombre muere y queda inerte cuando expira el mortal, ¿dónde está?». Todo es un constante penar para Job, quisiera tener el coraje para seguir de pie, aunque este acompañado por sus amigos, fieles en la fe en Dios, algo le falta, algo carece en su corazón, le aflige la muerte, busca una explicación para su alma que le de consuelo en el presente, no busca la esperanza en el futuro, tanta paciencia lo puede conducir al delirio lacerante y visceral, por ello les pregunta Job, «¿Puede el hombre muerto revivir?» ¿Puede el hombre con su sufrimiento y dolor volver a vivir?» Se vive para morir, es la regla de vida, añoramos lo que no somos, eternidad.
Job, se encuentra moribundo en medio de tanto dolor, siente el frío de la desolación, la carencia de la vida en su corazón no es más que un hilo de desesperanza, comprende que todo es tan terrible a su alrededor, no quedan faros que seguir, se encuentra en la terrible oscuridad del alma, en la penumbra del alba está acurrucada su fe, compara su sentir con el movimiento terrible de la vida, «‘como agua que erosiona las piedras, como aluvión que arrastra el barro, así acabas tu con las esperanzas del hombre», al fin lo ha pronunciado, su benigno Dios ante la nulidad de sus actos, no es más que un ser de falsas esperanzas, terriblemente egoísta, su desesperación lo lleva al punto máximo de negación a Dios, ya no hay más porqué vivir y estar de pie, es Dios quien le ha dado la muerte a Job, le ha quitado su protección para darle paso a la desesperación, «lo desfiguras y luego lo olvidas», el olvido es la peor sensación que puede recibir alguien que ha entregado tanto de sí, el sufrimiento de Job lo siente en cada suspiro, en cada mirada al mundo, en todo su ser, cuando el dolor penetra el alma, «siente el dolor de su carne, tan sólo se lamenta por su vida», es demasiado humano.
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