
Vivimos en una época en la que todo vale y cada uno se percibe como su mente le sugiere. También estamos en una Europa (y en América) en la que parece que todo es relativo. Parece que según el día, la hora y cómo nos dé el sol en la cabeza, la realidad es percibida de una u otra forma. Sentirse feliz y a gusto con uno mismo es lo que realmente importa, la realidad se adaptará a nuestros deseos. Solo es necesario creer y desearlo con fuerza.
Desde el gobierno, en este caso el de España, se nos da una imagen de que estamos pasando una buena época. Algunos de los indicadores de esta certeza son: las personas que buscan empleo disminuyen cada día, la economía nos muestra una tendencia positiva, hay limpieza, paz y respeto en las calles y, sobre todo, aquellos que vienen a trabajar, o a lo que sea y como sea, se adaptan a nuestras costumbres y respetan al país de acogida.
Si tomamos un ejemplo de esta realidad, por ejemplo el de los sindicatos mayoritarios, nos encontramos con que las personas que trabajan por cuenta ajena se ven representadas y defendidas por sus delegados sindicales. Estos representantes, tanto fuera como dentro de la empresa, velan por sus compañeros en todo aquello relacionado con su lugar de trabajo. Prueba de ello es el porcentaje de trabajadores afiliados a un sindicato, que es del 21%.

Bromas aparte, España es uno de los países en los que la afiliación a un sindicato, sea el que sea, es de las más bajas de toda Europa. Solo una de cada 5 personas que trabaja por cuenta ajena se afilia. En torno al 80% ni está afiliado ni creo que quiera hacerlo de momento. La razón: no representan a nadie que no sean ellos mismos. Y al gobierno socialista y de izquierdas.
Conozco varios casos cercanos de trabajadores afiliados durante años y cuando necesitaron el apoyo moral y judicial de su sindicato, después de haber pagado su cuota durante años, no se les hizo prácticamente ni caso. Ni el representante sindical ni nadie del mismo sindicato fue, ni siquiera, a acompañar al trabajador al juzgado en casos de despido o juicio por malos tratos. Nada. Se desentendieron. No quieren saber nada del trabajador como individuo, solo se preocupan del convenio. Solo les importa la masa, el conjunto, el rebaño. Solo se molestan por su parte.
El colmo de la desfachatez es cuando ves que sus horas de sindicato se invierten en salir antes del trabajo o en meterse en su oficina a arreglar el mundo, pero no la problemática del trabajador. Ya que no se preocupan de más medidas que la subida de salarios y la reducción de jornada. También llevan tiempo con la corriente de moda, el wokismo. Tema importante para la mayoría de los trabajadores ¡Me caeré del andamio, pero a la nueva chica de la oficina se le reconoce su género!

Por eso esta noticia, en el fondo, no me sorprende. He visto cómo algunos delegados se pasaban las horas sin hacer nada y aprovechando los recursos de la empresa para sus caprichos. La cara dura y lo sinvergüenzas que son se ve en el hecho de que se van a un balneario a trabajar. Se supone que tienen que tratar puntos importantes de su organización, como analizar los años pasados, su situación en el presente y trazar estrategias para los años siguientes.
Por eso justo se van a un sitio donde la gente normal se relaja, descansa, medita y disfruta de la vida. Que es lo que ellos hacen en su puesto de trabajo, repasar todos sus derechos, relajarse y atender sus ideas vacías tales como: el nombre que se les da a las lesbianas, gays, bisexuales, etc. para que se vean totalmente incluidos en la sociedad y en el mundo laboral. Así viven, a la sopa boba, esperando la subvención que sale de los impuestos de los demás.
La necesidad de no asignarles partidas presupuestarias y de negarles cualquier subvención, por pequeña que sea, es una obligación de toda persona de bien. El sindicalismo se ha convertido en parasitismo, en una cueva de Alí Babá y en un pozo sin fondo. Todo lo que tocan lo corrompen y lo roban. Recuérdese qué pasó con los cursos de formación para parados y lo que hubo que hacer: sacarles todo, por ladrones.
Seguro que ninguno falta al balneario, primo hermano del de las saunas y amigo de los señores de las chicas ligeras y de la nieve colombiana. Me gustaría ver cómo tratan a los trabajadores del establecimiento; el que reparta más gambas de un lado que de otro QUE NO VUELVA MAÑANA.
Si te ha gustado puedes dejar un comentario en: Inquietudes pasadas por microchip
OPINIONES Y COMENTARIOS