Tarde de lluvia

Tarde de lluvia

Ema UB

14/03/2025

La gente cambia la marcha, acelera el paso, algunos con miedo otros tan solo por el impulso, pero siempre huyendo de la lluvia, porque la lluvia es el exabrupto del estado de confort de vagar por las calles cargados de polvo, desdicha y pesadumbre.

La gente corre, se refugia en esquinas, cafeterías, tiendas y en uno que otro lugar que pueda ofrecer cobijo de la lluvia, porque hay que mantener la apariencia de cuidado, porque hay que llegar prolijos y bien presentados al finalizar la jornada… Si, eso es, la apariencia, qué pensaría la gente al ver a un individuo vagar bajo la lluvia o llegar empapado a una reunión. Algunos le darán connotaciones románticas, otros lo relacionarán con el descuido, otros con la falta de amor y cuidado por uno mismo, y quizá pocos entiendan que la lluvia solo empapa, refresca el alma, solo unos pocos entenderán que huir de la lluvia no tiene sentido, porque las apariencias son solo eso apariencias.

Hemos sido adiestrados en este horrible acto de convertir las apariencias en verdad, de darle todo el crédito y certeza al exterior. Dejamos de pensar o aprender a pensar para conformamos con lo que miramos, con lo que nos cuentan, pero nunca miramos la realidad de las cosas, no las interpretamos como debe ser. Nuestros pensamientos son vagos, copiamos, repetimos, copiamos, repetimos, pero nunca damos un criterio nuestro y así nos convertimos en un aro más de este collar de falacias. 

Bautizamos a la verdad, nuestra verdad a nombre de la apariencia y las suposiciones, buscando siempre validar esas apariencias a nombre de la verdad. Así hemos logrado convertir las apariencias en realidades, disfrazar el estado real de las cosas en un estado en coma, por eso me atrevo a decir que somos una sociedad en estado de coma; casi inertes de tantas ficciones armadas, envueltos en una especie de estado de agonía.

La lluvia, una tarde de lluvia me llevó a pensarlo y a abandonar lo comodidad, para empaparme en el torrente, llegar a casa con los zapatos envueltos en fango, el indecoro de rimel corriendo por el rostro y labios de payaso cansado. La interacción con los míos; Saludar al perro, darle un beso en la mejilla al gato, servirle pollo al perro, atún al gato y para mí croquetas de perro y un vaso de leche. Salir del confort para ser lo que se tiene que ser de verdad; eso hice esa tarde de lluvia, esa tarde en la que me desprendí de mis falsas realidades.

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