Trastorno por estrés agudo.

Aquí donde jamas imagine estar, sintiendome agobiada con todo a mi alrededor.

Esta mañana decidí llamar a una psicóloga, un poco angustiada ya que la experiencia que tuve hace años atrás con otra especialista fue terrible.

Esta vez fue agradable hablar con una persona más empatica y dedicada, al final me derivo con un psiquiatra.

Que locura, ya no sabia si me sentía así por el trabajo extenuante que tengo o por la vida misma.

Aquí esta tarde en un consultorio lleno de gente, van por el 8 y tengo el número 15.

Me costo elegir asiento, primero me senté cerca de una ventana, pero me agobiada el ruido que provenía de una fuente de agua.

Después me quede parada, pero me sentí acorralada cuando alguien pasó caminando rápido por mi izquierda.

Al final volví al lugar de la fuente, más alejado de la multitud esperando al psiquiatra, decidí escribir para no pensar en el agua que caía fuerte, haciendo retumbar mis oídos.

No aguanté, me senté más cerca del consultorio H, donde me van atender, justo en frente del consultorio G. 

Estaba la puerta abierta, dentro una paciente, una mujer grande y muy nerviosa para mi gusto, suspiraba fuerte y movía con nerviosismo los papeles que sostenía con la mano.

Por fin llego su médico y cerró la puerta, me pude relajar un poco. A pocos minutos entra alguien conocido, una mujer que venía a lo mismo que yo.

Se acercó, me saludo y se sentó lejos. Me alivie, no solo porque se sentó alejada, sino porque no era la única en este pueblo con el mismo problema.

Me perdí, no se porque número van, pero se que el psiquiatra debe estar aún peor que yo, seguramente esta medicado para soportar los problemas de tantas personas en un día.

Lo irónico de este día es que son mis vacaciones, mis vacaciones disfrutando de un hermoso día en el consultorio del psiquiatra. Mientras mi jefa debe estar disfrutando de un rico almuerzo después de volverme loca por completo. 

Mala suerte, se sentaron a mi lado dos señoras de la tercera edad que no paran de hablar. Que tortura, se abanica con una receta y el sonido me pone muy nerviosa.

Ya no me quiero cambiar de asiento, necesito volver al calor de mi cama, pero no puedo.

Y una cosa más, sanar la mente es importante o no sobreviviremos.

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