Me siento desnuda,
cuando la noche me envuelve con miradas ajenas,
cuando el deseo me toca sin nombre.
Cuando los ojos que veo en la oscuridad,
son extraños para mi alma.
Me siento vacía,
cuando esas manos pesadas recorren mi piel,
dejando marcas de fría soledad.
El vacío me inunda,
cuando el perfume de otra piel,
no es la que busco respirar.
Huellas extrañas marcan mi piel,
tratando de adueñarse de mi cuerpo esa única noche.
Rostros fugaces que no reconozco,
caricias vacías, sin alma,
labios que no saben mi historia.
No es el miedo a la soledad.
Es el miedo a no volver a sentir.
A que mi corazón siga dormido,
adormecido, sin amor.
Me ahogo en la nostalgia.
Cuanto más intento olvidar,
más me esfuerzo en verte
en esos rostros pasajeros.
Maldita sea esta condena,
esta imposibilidad de placer sin amor.
Si cierro los ojos,
aún puedo oler tu piel,
aun escucho tu voz susurrando en mi memoria.
¿Cuándo vas a salir de mi cabe
za?
¿Cuándo me vas a dejar en paz?
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