Letra: Joselo Díaz – Luis Arrúa
Para qué buscarle el «pero»
si con poco se arreglaba,
solamente una disculpa
y quedaba acomodada.
Pobre de aquel que traspone
a su amistad con soberbia,
y olvida por una mala
mil cosas que fueron buenas.
Pobre de aquel que en la vida
se achica por la vergüenza,
pobre de aquel que a un amigo
no le encuentre diferencia.
Suele meterse en el miedo,
pensamiento de la idea,
y le acompaña en la vida
cual sombra que le rodea.
La amistad es cosa buena
si se sabe disculpar,
¿quién no supo equivocar
su intelecto alguna vez?
Yo también supe entender
errores míos y ajenos,
por eso es que perdoné
cuando el amigo fué bueno.
Si en este camino cruel
se le olvida al semejante
que la vida es mucho más
que conservar los instantes,
deje al tiempo el aclarar
la madurez de un buen hombre,
que el que fue amigo una vez
no encuentra razón ni a dónde.
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