Leon, un nombre curioso para alguien, como un nombre de un animal tan poderoso puede quedarle a alguien, desearia saber mucho mas de tu vida abuelo. Se solo un poco, pero aun asi desearia saber mas, han pasado exactamente 102 dias desde esa llamada, de esa llamada en la que a la 1:43pm de ese 28 noviembre, 6 dias despues de tu cumpleaños 82, diste tu ultimo respiro. Aun no lo puedo asimilar, creo que por eso escribo esto, si bien es algo que queria contarte. Creo que aun no entiendo la magnitud de persona que eras, asi que le contare esto al mundo, porque recuerdo con gran detalle lo vanidoso que solias ser y lo mucho que te gustaba contar historias y si de algo estoy seguro es que las contabas demasiado bien abuelo, asi que para los que esten leyendo esto. Esto es mas que un simple homenaje a mi abuelo, es un homenaje a la persona mas importante de mi existencia despues de mis padres, porque fue el unico que confio en mi hasta sus ultimos dias y fue la unica persona que a diferecia al resto que siempre me dijo que debia esforzarme mucho, fue el primero que me dijo que me relajara, que respirara y que viviera la vida.

Leon Julio Taborda Giraldo. Aun no se muchos detalles de la vida de mi abuelo, pero de algo estoy seguro y es que el vivio e hizo todo, creo que mucho del ingenio que tenemos en mi familia ha sido por el, a pesar de que mi abuelo trabajo hasta sus ultimos dias siendo un sastre, no hay suficientes palabras para describir todo lo que hizo en vida, desde ser guarda de seguridad en una carcel con 17 años, ser perseguido para ser asesinado por la politica, que en medio de eso mi bisabuelo fallecio y huir al otro lado del pais para evitar ser asesinado. Es curioso como la vida de todos transcurre de maneras diferentes, mi abuelo fue consiente de eso siempre y siempre nos alento a todos a cumplir y seguir lo que quisieramos hacer.

Su caracteristica forma de ser, gracioso, honesto, vanidoso, de cierta manera inducido por su epoca y generacion con un ligero machismo y racismo latente, a pesar de eso era una de las personas mas respetuosas que pudieron haber. Nunca escuche un grito de el por mas enojado que estuviera y eso siempre me parecio curioso, siempre que le visitabamos, para el las 12 del medio dia aun seguia siendo demasiado temprano, pues a esa hora estaba aun preparando su desayuno, aun con su caracteristica «pijama». Que pijama es algo curioso de decir porque no era mas que una camiseta blanca y una toalla enrollada al rededor de su cintura. Con su caracteristico saludo cada que alguien llegara y sin excepción a todos saludaba por igual con unas palabras que daria lo que fuera por escuchar un poco mas de tiempo, su caracteristico «Que hubo mijo» o «Mija». Claro esta que dependiera si era una mujer o hombre que lo saludara, pero aun asi nunca era diferente ese saludo, segui con que ofreciera cafe, chocolate, huevos o pan. Un cafe tal vez sin azucar, ya que el era diabetico. Que para ser honestos muchas veces acepte, pero no me gustaba demasiado. Pero me sentaba a hablar con el. Muchas veces llegue a su casa con el corazon hecho pedazos o la vida al reves, nunca entendia como era posible que el siempre tuviera las palabras correctas para cada una de esas situaciones, siempre fue muy curioso. Siempre se lo quice preguntar, pero claro nunca supe como. De hecho nunca supe como decir muchas cosas, pero solo el hecho de llegar y poder hablar con el me reconfortaba, ir a esa panaderia tan caracteristica y sentarnos toda la tarde y hablar. Siempre adore su manera de hablar y su manera de de cierto modo empujarme a no ser tan «juicioso». Que siempre me recalco que no me gustaba el alcohol, ni salir a jugar billar o bailar. Siempre trato de decirme de alguna manera que viviera diferente y recalcarme que el tiempo pasa y no nos damos cuenta.

Leon siempre fue un sinonimo de fuerza y de plenitud. Pues a pesar de que mi abuelo hubiese sufrido diabetes, un infarto, casi perder un oido y sobrevivir a todo lo que vivio en ese hospital que para mi ahora es solo un sinonimo de un lugar frio y gris desde que partio. Siempre me lleno de ese sentimiento de esperanza, de fuerza o incluso valentia y resilencia. Me jacto de decir que disfrute muchas noches con el en hospitales. No lo veo con pereza, ni tristeza ni mal genio. Me permitio entender aun mas y mas ese regalo que estaba teniendo y de cierta manera desperdiciando. Antes de que todo lo que a mi abuelo empezara a deteriorar su salud. Mi vida era afanada, siempre pensando en mañana, pero sin disfrutar del hoy. Algo que muy curiosamente mi abuelo sabia hacer muy bien. Pues literalmente no se podia descuidar por un segundo, pues si iba por el pan corria ese riesgo latente de llegar con un par de tragos encima, pero de una manera mas graciosa sin el pan o llegar con su hija borrachos y claro sin el pan. Pues nunca lo note si no hasta que no estuvo mas y es que siempre se aprovecho de cada momento que le regalaba la vida. Asi fuera ir a la esquina el lo aprovecho, aunque en ese momento para mi no fue claro porque simplemente buscaba pensar en el mañana de querer llevarlo a un lugar distinto, a el y mis padres. Pero no notaba que la vida estaba ocurriendo en ese preciso momento.

Un mes antes de su primera cirugia, que curiosamente. Fue exactamente la misma que me hicieron a mi. Duramos noches enteras junto, riendo y el preguntando sobre la cirugia. Pues le causaba cierta risa que me la hubieran hecho a mi primero. El tenia la mala costumbre de decir que cuando viejo solo causaba problemas, (ay abuelo que equivocado estabas.). Pues siempre le recordaba que el era un toro, lo que le causaba un pequeña risa y una cierta burla al pedirme que lo ayudase a levantar. Siempre estuve despierto a su lado, nunca dormi asi el me lo pidiera. De cierta manera queria estar alerta para cualquier situacion, fueron tantos amaneceres, tantas personas ir y venir, luchando con la incomodidad de una silla en sala de urgencias, el dolor en los pies o incluso la mala conexión de internet, porque lo unico que hacia era hablar con el, sentarme junto a el a trabajar, poner su novela o solo mirar a la pared juntos. Cuando estuvimos juntos haciendo todo eso realmente fue lo que me hizo olvidar todo eso. Siempre le respondia preguntas sobre tecnologia que el no entendia y le pedia que me contara mas historias, a lo que nunca se nego. Fueron horas de historias, risas y criticas. Preguntas y respuestas que hicieron que esa espera no fuera tan larga.

Recuerdo como se sentia cuando salio de su cirugia, ahi entendi otra cosa de mi. Le dolia, pero lo sabia disimular muy bien, terco y afanado. Queria ir al baño, pero apenado de que lo tuvieran que ayudar y queria hacer todo solo. Pues comprendi porque tambien yo lo hacia, pues en esa cirugia estuve solo, nadie me acompañó y simplemente me vesti y me fui como si simplemente me hubieran hecho un corte de cabello. Lo ayude porque pude convencerlo de que me dejara hacerlo. Luego de eso simplemente agradecio, suspiro y fue a dormir. Mientras que yo me quede en mi computador toda la noche, trabajando, leyendo o estudiando. No importara que hiciera, realmente lo hacia para no quedarme dormido. las horas pasaron, el sol se empezo a asomar y aparecia mi relevo. Finalmente era hora de ir a casa y dormir. Pero una parte de mi no se queria ir. pues sentia que en algun momento tal vez me necesitaria. Finalmente salio del hospital y como si nada hubiese pasado. Simplemente siguio trabajando.

Luego tuvo una cirugia en sus ojos, pues por su edad. Ya no podia ver muy bien. Lo cual lo frutraba. Pero era curioso que su frustracion no era una queja constante si no un chiste al aire dando a entender que a pesar de que fuera un problema, habia que tener un poco de humor en ello. Lo cual me dio a entender de nuevo muchas cosas en general de mi familia.

En una de esas citas, fui con el. Nunca me negaba, pues amaba cualquier excusa para compartir con el. Siempre he sido un poco distante y de cierta manera callado. Pero me gusta hablar demasiado cuando me siento en confianza y Dios. Siempre me sentia en confianza con el, nunca paraba de hablar. En esas citas solo hablabamos de cualquier cosa, siempre me preguntaba por mi trabaja y yo siempre le pedia que contara algo. Lo cual siempre pasaba, desde sus chistes, historias en el ejercito, trabajos o anecdotas que tuviera. Siempre era genial escuchar cada una de ellas. Ese dia sentado en la cafeteria con un cafe que el me gasto y diciendo lo lindo que se veia el dia, sus palabras fueron exactamente las mismas, que su edad solo traia problemas a lo que se lo retracte. Porque no era asi, su edad era lo que le permitia ser mas aun de como era el. Volvimos a casa, me invito a almorzar y solo pasamos tiempo juntos.

Luego tuvo que regresar al hospital, fueron dias similares. Pero ya no era lo mismo, a pesar de ocultar tan bien su dolor. Ya no bromeaba tanto, solo repetia una y otra vez lo mismo. De que habia que aprovehar el tiempo, ese dia que simplemente llegue y lo vi. Ya no era mi abuelo, lo desconocia, mas alla de esos tubos que tenia saliendo de el. Era su mirada la que ya no era igual. Su silencio que mas de que no quisiera hablar, simplemente no podia hacerlo. Me dijo que me podia ir, que no importaba. Claramente no lo iba a hacer, solo trate de estar pendiente para el todo el tiempo. Pero sabia que algo ya habia cambiado, pues claramente ya no era el. Ahi es cuando note que iniciaba una etapa nueva en su vida. Que pues era el fin de la misma. Entre esas palabras en mi mente y unas de las que tantas veces repetia vino a mi mente ese dia en el que me dijo «cuando yo me vaya, no quiero que llore mijo». Lo cual habia sido extraño de recordar, ya que una de esas charlas en las que tuvimos en esa panaderia fue que le confese que tenia mucho tiempo sin llorar y que no sabia si era bueno o malo. Lo que esperaba era que me dijera que era algo muy bueno, pues siempre pense que mi abuelo queria que ocultaramos nuestros sentimientos, bueno al menos eso creia yo, lo curioso es que me pregunto el motivo y de cierta manera lo entendio pero me corrigio, pero me dijo que siempre habia que expresarnos. Asi tomara tiempo hacerlo, expresarno era algo que debiamos hacer siempre, pues no sabemos cuando podria ser la ultima vez. Desearia decirle que ese dia sentia ganas de llorar porque el fue el unico que me decia el orgullo que sentia de ser yo su nieto y de como de cierta manera iba a cambiar al mundo, pues fue el unico al que siempre le conte todo y le mostre todo. Que siempre con mirada de asombro me respondia, » que berraquera». Desearia haber expresado eso ese dia.

Ese ultimo dia que pude al menos aunque a medias escuchar su voz despedirse de mi, si hubiera sabido eso. Tal vez me hubiera quedado mas horas o porque no el resto del dia. Pero claramente, no podemos saberlo todo. Me enferme y por ende tambien tuve que estar en el hospital y recibir cirugia, quien diria que mientras yo salia de cirugia, mi abuelo simplemente iba a dejar de comunicarse. Porque ya no pudo hablar mas, pues todos esos tubos eran lo que lo hacian aferrar a la vida. Vida que estoy demasiado seguro que disfruto hasta el final.

Me negaba a la idea de que estuviera tan mal, pero debia aceptarlo. Llego su cumpleaños, aun con mi herida y con las suturas de esa cirugia, simplemente decidi escapar para ir a verlo. Sea o no un acto irresponsable, era el cumpleaños de mi abuelo. Debia ir, pues a pesar de no querer aceptarlo pero aun sabiendolo. Podia y fue la ultima vez que se lo pude decir. Llegar a esa habitacion en ese hospital fue un choque, porque a pesar de no poder caminar tan bien o hacer un esfuerzo muy grande. Trataba de ignorar la herida en mi vientre y solo buscar llegar con el. Lo logre.

Mas alla de un logro de victoria, fue mas a un logro de recordar que no somos tan debiles como creemos.

A pesar del silencio humano y ese ruido de todos los aparatos medicos en ese lugar de cierta manera y sin parecer mi abuelo. Segui ahi. Solo agarre su mano sin dudarlo, peinarlo. Saludar y poner musica de fondo entendi la fragilidad de la vida. Entendi el valor del tiempo y de las palabras que se deben decir y acompañar de actos. Solo estuve ahi, como antes. Pero esta vez sin risas, ni historias. Solo el eco de la misma cancion una y otra vez acompañado de los sonidos de las maquinas que aun lo mantenian con vida. Los siguientes dias fueron rapidos, solo recuerdo que me retiraron la sutura de mi cirugia, al dia siguiente regrese al trabajo y antes de ir siquiera pensar en que almorzar. Esa llamada llego, llamada en la que simplemente se dio a saber que mi abuelo habia dado su ultimo repiro y que ya no estaba mas aqui.

Muchas de esas noches en el hospital el consuelo o motivacion. Realmente ni se porque lo decia, pero siempre le repetia que cuando saliera y se sintiera mejor lo iba a invitar a tomar una botella de whisky juntos, un a botella que seria solo de nosotros. A lo que despues el esposo de una tia me dijo que era la botella prometida.

A pesar de no ser tan bueno para tomar ahora, que no me guste el alcohol. Solo puedo recordar ese golpe no fisico que recibi al escuchar que mi abuelo fallecio. Que todo fue rapido, solo recuerdo vestirme, cuando volvi a abrir los ojos estaba bebiendo. Cuando lo cerre y volvi a abrir, estaba comprando esa botella. La botella prometida. Cuando reaccione, ya estaba ebrio, perdido, con un cigarrillo en la mano y queriendo creer que todo era mentira o un mal sueño.

Cuando desperte, aun con la misma ropa. Me di cuenta que no era asi. Pero simplemente supe que no podia cambiar nada, llegue a su funeral. Lo cual fue desconcertante para mi. Pues siempre lo han sido, a pesar de haber ido a muchos. Lagrimas, lamentos, risas o simplemente hasta el silencio se hacian notar. Cada quien siente y lleva sus sentimientos a su manera. Los que sacaban chistes a todo, estaban en silencio. Los que siempre estaban en silencio, trataban de bromear. Incluso hasta quienes no bebian, bebieron. Vi caras que tal vez para mi eran nuevas. Pero yo no para ellos. Podria decir cada detalle. Pero realmente no importa. Solo recalcare uno y es la sensacion de ese cofre en mi mano al cargarlo. Han pasado 102 dias y aun siento como si aun lo estuviera tocando. Mas alla de extrañar, siento paz al saber que Leon Julio Taborda Giraldo vivio, vivio hasta cuando murio. Porque su fuerza era tan grande que aun sin poder hablar, nos dijo todo sin palabras y se despidio sin decir adios. 

Hasta el último día en el que pudimos conversar, sentía que él me hablaba con la misma vitalidad de siempre. Nunca supe si se estaba despidiendo o si solo me estaba dando una última enseñanza. Me dijo que la vida es un viaje corto y que lo más importante era hacer lo que nos gusta, porque de qué sirve el dinero, de qué sirve el reconocimiento si no somos felices. Nunca pensé que esas serían de las últimas palabras que escucharía de él, pero quedaron marcadas en mí.

Aún, en estos días, cuando cierro los ojos, puedo escuchar su risa. Puedo verlo en su cama, con la televisión encendida, probablemente viendo una de sus novelas o alguna película. Me cuesta aceptar que ya no está, que su voz solo vive en mi memoria. Pero sé que su esencia sigue conmigo, en cada consejo que me dio, en cada enseñanza que me dejó.

León Julio Taborda Giraldo, fuiste más que mi abuelo. Fuiste mi maestro, mi guía y mi inspiración. Y aunque el mundo siga su curso, aunque el tiempo pase y la vida continúe, siempre te llevaré en mi corazón. Porque los leones nunca mueren, solo se convierten en leyendas.

Gracias abuelo.

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