Ùltima lágrima

Ùltima lágrima

mariposa

17/02/2025

Les voy a contar una historia de una chica que vivía en lo profundo de un bosque, alejada de la gente.

Esa chica se llamaba Lusi. Ella tenía 16 años. Había vivido toda su vida en esa casita fea y mal cuidada que con los años se iba llenando de polvo o hierbas altas. Esta chica había perdido a su madre a la edad de 8 años; su madre había muerto de una enfermedad (cáncer de riñón).

Lusi se tuvo que cuidar ella sola; de dos por tres iba a un pueblito donde estudiaba y compraba sus alimentos. Lusi cada noche tenía que ir a buscar frutas o plantas por el bosque, las cuales vendía en el pueblito a un verdulero.

Un día Lusi conoció un chico al cual llamaban Tom. Él era muy simpático y parecía estar muy enamorado de Lusi, o al menos eso aparentaba.

Lusi se fue enamorando poco a poco de Tom. Un día Tom la invitó a ir a un parque como una cita. Lusi aceptó su petición. Pasó una semana; el día de la cita era un sábado. Lusi asistió a la cita con un vestido, el cual era de su madre. El vestido era algo viejo, pero ella en su mente decía que se veía bien. Cuando Tom llegó, él la vio con ojos de asco y le dijo a Lusi:

—Tom, Lucy, ese vestido no es algo viejo y antiguo; hoy en día eso no se usa.

Lusi-ah, este era lo único que tenía para usar hoy; no es bonito.

Tom resopló y lo dejó pasar. Lusi no se dio cuenta; ella estaba feliz de que alguien como Tom.

La había invitado a salir, ya que todos los chicos en su pueblo la despreciaban por no ser como las otras chicas, por ser solitaria y sin padres.

Ella se quedó con Tom todo el día disfrutando con él. Él le compró un algodón de azúcar, lo cual Lusi agradeció con alegría. Tom la miraba con unos ojos que eran difíciles de entender; parecía asqueado o enojado con Lusi. Ella, sin prestarle mucha atención, siguió comiendo su algodón. Después de su cita, ella y Tom se veían diario. Un día, Lusi le dijo a Tom que le agradecía que la vaya a ver todos los días. Él le dijo:

—Tom, no podrías vivir sin mí; soy lo único que tienes.

Le dijo con algo de ego, pero en forma de broma. Lusi se sintió algo incómoda, pero no lo demostró y solo dijo:

—Lusi, ah, si eres lo único que tengo, la verdad te agradezco.

Tom, con una sonrisa de satisfacción, la agarró de la mano sin su permiso y le dijo:

—Tom, eres muy pobre y una huérfana; yo te cuidaré.

En su tono de voz se notó algo extraño, pero él enseguida lo cambió a una voz dulce y tierna. Evidentemente, ocultaba algo, pero Lusi era muy inocente y no lo notó. Ella le dijo con una sonrisa en su rostro:

—Lusi, ah, sí, gracias en serio.

Con el tiempo, Lusi se fue llevando cada vez mejor con Tom. Él la acompañaba a su casa después de la escuela, le compraba regalos y la trataba muy bien, tanto que poco a poco Lusi fue cayendo en sus engaños. Un día Tom le pidió que fueran novios; Lusi aceptó emocionada. Él le dio un beso, algo que sorprendió a Lusi, pero correspondió el beso. Lusi consiguió un trabajo en una tienda; ella, emocionada, le contó a Tom. Tom parecía molesto y le dijo:

—Tom, ¿para qué vas a trabajar? ¡¡Acaso no te alcanza con mi regalo!!

—Lusi, no es eso, solo quise hacer algo productivo y ganarme la vida con mis manos.

Ella le dijo con calma.

Él seguía enojado.

—Tom, deja ese trabajo, yo te cuidaré.

Le dijo, agarrándola de la cara tiernamente y mirándola a los ojos, manipulándola. Lusi, sin otra opción, aceptó. Ella creía que Tom solo quería cuidar de ella. Con el tiempo, Tom iba comportándose peor. Lusi, un día que Tom había ido a ver, se maquilló y se puso un vestido que se había comprado para verse mejor para Tom. Ella lo esperó sentada en su cuarto. Cuando escuchó un toc toc en su puerta, se levantó feliz y abrió su puerta. Al abrirla, vio a Tom borracho; al parecer había ido a tomar con algunos amigos. Tom se paró mejor para verla. Lusi pensó que se pondría feliz de verla arreglada, pero a lo contrario de lo que pensaba, él se enojó.

—Tómalo, porque te arreglaste. ¿Acaso esperabas a alguien más ?

Él le dijo gritándole; ella intentó explicarle.

-Lusi-no yo..-

No pudo terminar ya que Tom le había agarrado la muñeca enojado y se la apretó.

Tom, ¿piensas que te creeré algo? Eres una cualquiera, ¿acaso pensabas verte a escondidas con algún otro chico? Eee-

Le dijo, y sin aviso, él le dio un golpe en el estómago. Estuvo agolpeándola e incluso abusando de ella; la había dejado toda llena de moretones, herida y lastimada. Después de que terminó con sus agresiones, él, aun siendo borracho, se marchó, pero antes de irse le dijo:

Tom—tom—recuerda: tú eres mío y ningún otro chico te puede ver o tocar, así que más vale que te comportes.

Dijo mientras se reía como un loco. Cuando se fue, Lusi lloró a mares; ella estaba tan herida que no se podía mover . Ella no entendía por qué Tom le había hecho eso. Se sentía muy mal, física como mental y emocionalmente .

Al día siguiente, Tom fue a su casa con un ramo de flores, fingiendo llanto y arrepentimientos.

Tom-Lusi, lo siento, yo estaba borracho y no sabía lo que hacía. Por favor, te suplico que me perdones.

Lusi creía ciegamente, recordando sus bellos recuerdos con Tom, y confió en sus palabras, y así estuvo meses, semanas, días en que él la golpeaba, abusaba y lastimaba, volviendo al día siguiente, poniendo de excusa la borrachera, y Lusi lo perdonaba una y otra vez. Un día Lusi se cansó de su vida miserable y, para terminar con ese sufrimiento, ella decidió colgarse con una cuerda atada al techo, y mientras fallecía, en su mente decía…

Por fin puedo irme de este mundo que lo único que ha hecho es hacerme sufrir; espero que si vuelvo a vivir, desee ser feliz.

Y con eso y una lágrima cayendo de su ojo, Lusi dejó este mundo…

En la noche, Tom la fue a visitar. Esta vez estaba sobrio. Cuando entró a la casa, vio a Luzi sin vida, colgada de una cuerda. Él, rápidamente alterado, la bajó; era demasiado tarde, Luzi estaba sin vida allí en sus brazos. Él, llorando, vio una carta en la mesa que Luzi había escrito antes de fallecer, la cual decía:

Carta: Tom, gracias por haberme mostrado cómo amar y querer. Disculpa por dejarte; no pude aguantar más. Tu maltrato era algo que me hacía sufrir. Espero que dejes ese hábito de tomar que hace que te vuelvas un monstruo y espero que puedas seguir con tu vida con amor, Lusi.

Él, al ver que incluso antes de morir Lusi aún lo amaba, no aguantó y prendió la casa en llamas y se quedó dentro junto al cadáver de Lusi.

Tom, lo siento, Lusi, no puedo vivir sin ti. Espero que me perdones.

Dijo Tom con sus últimas palabras antes de morir: una última lágrima se cayó por su ojo antes de dejar este mundo.

Narradora: Bueno, chicos, así acaba esta historia.

Niños, señora, y entonces si él la amaba, ¿porqueé la lastimaba?

Narradora: Lusi—No lo sé, capaz no sabía lo que hacía. Recuerden, chicos, maltratar a alguien no es amar, ¿entendido?

Les dije mientras una lágrima se me caía, pero rápidamente me la limpié.

chicos-siii

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