Sé que soy el amor de su vida porque ella me lo dijo, pero quizás era en ese preciso momento de la vida, no para siempre, solo en ese fragmento. No ahora, No hoy.

Posiblemente te acostumbraste a mis oraciones elaboradas, que se basaban en el contacto físico. Un “te amo” de tus labios se convertía en tres besos en el cuello. Un “Tú eres mi vida” se transformaba en caricias en la espalda. Y así termine justificando que hay muchas otras formas de amar y te conformaste. Responsabilidad afectiva a las tres de la mañana cuando algo no es suficiente.

Me recuerdo. Con qué orgullo cargaba el título de ser tuya por siempre. Podía mirar al cielo y decirle que jamás había brillado tanto como mi corazón. Altanera e ingenua. Mi felicidad dormía a mi lado y todo era perfecto.

¿Mi mejor versión es cuando estoy enamorada? Porque te juro que en ese entonces nada podía salir mal. Qué egoísta de mi parte, el mundo se estaba jodiendo y también yo, pero no lo sabía.

siempre valore la simpleza, Sentir el fresco de la mañana. Tener un café en mano, cerrar los ojos y decir: Sé que soy el amor de su vida porque ella me lo dijo.

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