Bajo tierra, e latidos casi imperceptibles, se va gestado un capullo, una diminuta criatura que ha recorrido con la piel el pasaje de una vida, donde los sentidos han jugado un papel de trascendencia, en el nombre de las emociones.

escucha como late, como una diminuta luz va emergiendo de una absoluta oscuridad, rodeada de maleza, custodiada bajo la luz de la luna creciente, vigilante de aquel tejido vivo. la acuna el silencio de lo profundo del bosque, pausado esperando a que renazca, la oruga en el centro de su piel viva tiembla, solloza en silencio. la vida duele, piensa, el miedo se convierte en un frondoso muro atorado en la garganta, no se puede tragar o digerir, tampoco escupir o vomitar, no quiero que mi piel lleve las marcas del miedo, aunque la haga brillante.

El lobo se acerca, la acaricia con la punta de la nariz, olfateando el miedo, en un profundo aullido, le pide a la luna le ayude, pero ella se mantiene inerte. debe incendiarse, adentrarse a lo que teme, el miedo es solo ella, callada y observando, solo esta esperando.

El capullo se estremece, ¿Cómo abrazar un muro que apenas me deja respirar? -No es un muro, obsérvalo bien. Eres tú, evitando reconocerte. – 

Los tambores llaman estremeciendo a la pequeña crisálida, pero la pequeña oruga se encuentra confundida, – tengo miedo que mis alas sean negras y rojo fuego. – la luna desde lo más alto sonríe con cierta condescendencia. – ¿Por qué tendrían que ser así? – pregunto la luna. -Porque he visto dentro de mi las sombras que o me gustan. – respondió la oruga dentro de la crisálida. un rayo incandescente se concentró en la luna, enfoco las alas aún cerradas de la oruga le dijo; – Has encontrado aspectos de ti que o esperabas, que dolía reconocer, pero no quieres cambiar esas sombras, porque e el fondo, sabes que sería mutilar esa parte de ti que te impulsa. anhelas escuchar decir al bosque que eres a oruga buena, gentil, única en su especie. ¿Para qué? ¿Por qué es impórtate que el bosque sepa si eres buena o no?… Lo cierto es que el bosque también posee ambos lados, y si perdiera alguno, perdería su esencia.

                                                                                                                                       Addis Désirée.
 

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