Veo la tierra firme con añoranza, es mi esperanza de tocarla la que sostiene estos cayos en mis manos, solo conozco las borrascas que chocan contra mi barco en las noches más oscuras y el silencio de las almas que pasan a saludar en las mañanas, olas que traen consuelo en la calma quiero ver mi reflejo, olas estruendosas traigan de vuelta esa mujer que no quiso quedarse, el viento que tumba a cualquiera que ose mostrar la cara en proa y grita entre las juntas de la madera desgastada pero también trae confort, dirección en este largo viaje y un sol que cuando se postra en su trono es un tirano despiadado.
Me conocen como «El Marinero sin luz» pues nunca fui muy brillante ni muy tonto por eso solo busco lo lejano intocable como tesoros o eso que los mundanos llaman hogar, lo mío es explorar y fallar, horizonte sin fronteras que me hace creer que el mundo es mío nunca pude alcanzarte ¿Verdad? Tierra prometida ¿Alguna vez fuiste real? Ya es tarde para que esas preguntas toquen a la puerta de mi camarote, es mejor tomar el timón y que el rumbo sea el norte.
OPINIONES Y COMENTARIOS