Un poco de mi vida personal.
Cuando era niña quería tener una maquina de escribir, ya que siempre escribía con pluma fuente detrás de mis libretas escolares, ahí escribía poemas, cuentos, historias de mis viajes astrales, de esos imaginarios tan peculiares que solemos tener cuando niños.
Y el tiempo paso. Un cumpleaños cuando tenía 14 años mi papá y mi mamá me regalaron mi primera maquina de escribir, yo fui tan feliz ese día, una pequeña maquina Olivetti con sus hermosos tipos de letra de color metálico y sus pequeñas teclas alfa numéricas que hicieron de mi vida muy feliz.
Por aquel entonces, yo estaba estudiando mecanografía, así que mi regalo no sólo me sirvió para esa materia, si no para toda mi vida, mi maquina me acompaño por el resto de mi vida, y me gustaba escuchar cada una de sus hermosas melodías en las teclas, era como una sensación de placer e iluminación que se fundían con el latir de mi corazón.
Y escribí, y escribí, y escribí-. Desde aquel entonces no pare de escribir, cuentos, historias, poemas, ensayos y toda clase de aventuras fueron posibles. Mi maquina era de carro y aun recuerdo su peculiar campanita que sonaba al recorrer el rodillo y teclear el separador de palabras. Junto a mi maquina siempre se encontraban dos pequeños libros, uno de sinónimos y otro de gramática.
Para aquel entonces, me gustaba leer poemas de Sor Juana Inés de la Cruz y de Lope de Vega, entre otros como Gustavo Adolfo Bécquer o Teresa de Jesús. Gran parte de mi vida estuvo escrita en esas pequeñas hojas que solía acomodar en esa maquina de escribir y a veces sólo por gusto aprendía sinónimos o palabras del diccionario. En verdad ame mi primer maquina de escribir, fue para mi como entrar al cielo de la magia que solo un escritor puede sentir.
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