{ LA RULETA RUSA EMOCIONAL}. ROJO SANGRE

{ LA RULETA RUSA EMOCIONAL}. ROJO SANGRE

MARINA VERGEL

15/01/2025

Le golpeé. Una vez, y otra, y otra más, hasta que escuché un crujido siniestro, que lastimosamente, no dio paz a mis oídos.

Llevaba provocándome toda la noche. Maldito cerdo.

Ahora aprenderás.

Alcé el puño de nuevo, dispuesto, serrando los dientes, pero fue el fin.

Carlos me sujetó desde atrás, y me arrastró lejos de aquel cabrón, al que odiaba. 

– ¿¡Joder Esteban, te has vuelto loco o qué!? ¡Que estás con la condicional, hostia! ¿¡ Es que acaso quieres volver a la cárcel?! 

No le oía. No podía. Solo le veía a él.

Todo había sido por su culpa. 

Me había chupado cinco putos años en el talego por su culpa, e iba a matarlo. 

Quería verle sangrar.

Carlos me arrastró lejos del aparcamiento, y me empujó. 

-¡Camina de una puta vez, joder! 

Me agarré con fuerza la camisa, para abrirla. 

Estaba sudando, empapado. Hacía mucho calor, aunque era Madrid en Enero. 

La temperatura no era nada generosa. 

Me observé el puño desollado, resollando, rebosando ira, aún con los dientes apretados. 

Volví a girarme, recordando todos estos años. 

No. Definitivamente, no había tenido suficiente. 

El dedo acusador de Carlos, me encontró. 

-Ni.se.te.ocurra. 

Su orden fue directa, seca.

Como un buen gancho inesperado. 

Pero mi rabia era también demasiado letal. 

Criminal.

No escuché. No podía hacerlo. Y caminé, seguí caminando, hasta que esas dos robustas manos, atraparon otra vez mi pecho en un firme y violento agarrón.

-¡Pero que cojones te pasa, estás bobo o qué! ¡Que te metas en el jodido coche de una puta vez!

Y me empujó. A veces, ese remedio, era el único que funcionaba. Conmigo. 

Como ahora. 

Los estímulos fuertes me hacían reaccionar, me orientaban. 

Lo delicado no tenía nada que ver conmigo.

Por suerte o por desgracia.

Me senté en el asiento. Golpeé todo lo que tenía a mí alrededor, y maldije, no una, ni dos, siete mil veces, contra ese malnacido bastardo. 

Traidor.

Mi cerebro estaba rojo. Quería venganza. 

Quería sangre.

Su sangre. 

Todo llega, amigo mío. 

Todo llega. 

El rencor no caduca jamás.

La venganza, tampoco. 

              Marina Vergel 🖤

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