Tu ausencia ha conseguido mezclar
los días con las noches,
las primaveras con los otoños
y ahora este rincón donde
la realidad se convierte en mi realidad.
Las paredes se colorean en sangre,
en los bajos de la cama
sueño que habitan monstruos
y me da miedo preguntar por su presencia.
No por temor a la muerte
ni a lo absurdo,
sino por miedo a mi dolor,
a que su existencia sea el empujón que falta
para saltar al abismo sabiéndome
carente de alas.
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