La noche es mi único refugio.
En mis sueños, tú vuelves. Puedo verte. No te hablo, pues temo que cualquier palabra rompa el hechizo.
Por unas horas, todo es como antes: tu mirada cálida, el roce de tu piel, la promesa de un amor eterno. Pero el amanecer es cruel, arrancándome la ilusión. Despierto solo, con tu fragancia desvaneciéndose en el aire.
Y aun así, cada noche aguardo y anhelo perderme otra vez en ese sueño que me mantiene vivo.
El tiempo de Dios es perfecto y al final, cuando algo realmente te pertenece, un día inesperado, cualquier día.
Todo se vuelve a unir, todo es como debe ser.
Y espero así sea, porque aún te debo muchas felicidades, muchos romances y muchas más aventuras.
Te debo miles de vidas.
Mi vida
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