En manos de Dios, la Espera

En manos de Dios, la Espera

Sarita

03/01/2025

Te esperé toda la tarde, incluso cuando la noche cayó, mantuve encendida una pequeña llama de esperanza, deseando que siguieras respondiendo mis mensajes y volvieras a llenar tu lugar en mi corazón, Pero no. Tuve que esperar para darme cuenta que te habías ido, y lo supe cuando las horas se desvanecieron junto con el día. Ahora, debo enfrentar la realidad de que no estarás más en mi vida, pero si en mi corazón y en lo poco que queda de mi, no puedo buscarte porque hacerlo solo atrasaría aquello que quizás Dios tiene planeado para nosotros.

A mi corazón le repito que hay un propósito más grande, aunque su necedad insiste en querer buscarte. Es difícil contener las lágrimas, porque cada pensamiento sobre lo que podríamos ser y como todo sería mejor, si tú amor estuviera conmigo hace que me rompa un poco más. Pero en medio de este dolor, levanto mi mirada al cielo.

Dios, que es autor de todos los encuentros, conoce nuestras almas mejor que nosotros mismos. Sé que si está en su voluntad, Él puede unir dos corazones, tejer caminos que ahora parecen imposibles y sanar las heridas de esta separación.

Así que, mientras la nostalgia me consume y las lágrimas caen, confío en que su plan es perfecto. Si algún día nuestros destinos se cruzan de nuevo, será porque Él lo quiso, porque su amor nos mostró el camino. Hasta entonces, viviré esta espera caminando por piedras, dejando en sus manos el deseo de tenerte conmigo.

Hasta el final de Dios, mi niño 

adorado.

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