Ante todo, yo creo en Dios.

Sé que no tiene sentido lo antes mencionado pero solo para que quede de evidencia que yo aún creo en Dios.

Desde niño he vivido de desgracias y emociones, de las buenas varias y de las malas con muchas más ganas, siempre rodeado de amor y melancolía, el color azul es muchas veces el color de mis días.

La fé, siento yo, que es el anhelo de nuestra alma a mejorar, el deseo del espíritu a continuar y no caer derrotado, la necesidad de nuestra mente para que se sienta protegida y el clamor de los humanos por sentir el apoyo de un ser superior a nosotros mostrándonos su piedad y sensibilidad por su triste creación.

Aunque mi religión fue impuesta a sangre y espada, a represión y lágrimas, a muertes y desgracias, pues si no fuera por esas acciones yo podría seguir la ideología de los ancestros de mis abuelos, personas oriundas del corazón del país, descendencia de los incas u otras culturas, pero aunque mi religión fue impuesta, yo creo en Dios y en la fé, y no en el Sol que lo puedo ver o en la Luna que me alumbra vagamente el cielo.

Siento que blasfemo, de verdad, yo creo en Dios, temo de él, respeto y creo en los Santos, en Jesús, en todas las religiones que tengan que ver con el Señor, pues no son más que diferentes nombres y diferentes interpretaciones del camino a la mano de Dios.

Pero a veces me decepciono y me acobardo de tomar algún cargo en la iglesia o alguna bendición, no me siento digno, no me siento merecedor de esa honra y bendición que antes costaba dinero y tierras, creo que prefiero no aceptar a Dios falsamente y mirándolo a la cara cometer los pecados más morbosos de nuestra mente, mentir en su nombre o fracasar como su siervo y seguidor, creo que antes de eso prefiero no aceptarlo. Siento que es más pecado fallarle mientras tomo su sello de seguidor en mi frente que no obtener los sagrados sacramentos.

No me juzguen pero, ¿acaso es aceptable prometer en su nombre ir a misa, hacer caridad, ayudar al prójimo y sobre todo ser una buena persona? Seamos sinceros, somos humanos, compañeros, no debemos fingir nuestras caras. ¡Que lance la primera piedra quien no ha pecado!

Aunque hay que rescatar que hay personas que a pesar de pecar siempre están con Dios, buscando mejorar y progresar, tratando de caminar derecho y hallando la forma de ser dignos de su comprensión… pero también hay otras que solo sacan su lado moral, ético y religioso cuando les conviene, recordando la Biblia y sus versículos como relámpagos solo cuando se sienten atacadas, vergonzoso.

Desde el inicio de existencia de los seres humanos, hemos actuado por nuestros instintos y naturaleza maligna, desobedeciendo al Supremo y mintiéndole.

A pesar de tener todo para nuestra comodidad, nuestra naturaleza nos pide más y más, buscarle respuesta a todo para sentirnos superiores y evolucionar como raza. Es nuestra necesidad, es nuestra debilidad pero también nuestra virtud, la ambición.

Comiendo, Eva, del árbol prohibido, del fruto maligno, yo prefiero tomar una interpretación como dice en algunas escrituras y ediciones de la Biblia, el fruto del conocimiento del bien y el mal. Pero creo yo que eso fue necesario, fue un mal que nos está destruyendo desde el primer momento pero al pensarlo puede que haya sido necesaria la acción de Eva, analicemos un poco; un mundo sin sentido, ni evolución, ni emoción, paz y amor, pero también siento que tendría un desorden, el conformismo y una civilización monótona, un mundo sin evolución, eso seria el mundo sin el conocimiento del bien y del mal.

Somos crédulos y frágiles, buscamos el regocijo de alguien para sentirnos bien, adulando a hombres que creen tener el consentimiento de Dios, pero no todos son como se muestran en bendición, recordemos que somos morbosos y la mente nos gana naturalmente, caemos en pecado y en culpa.

La iglesia en general no tiene buena imagen por ciertas personas que en nombre de Dios, engañan, violan, corrompen, crean guerras y se benefician destruyendo a los crédulos, solo por creer que son benditos.

A pesar de todo eso, mi fé sigue intacta, mi amor a Él sigue reforzandose dia a dia, lamento estas reflexiones y cuestionamientos, justificados, pero trato de comprender.

Sin embargo, lo recalco, yo creo en Dios, respeto la Biblia, a los Santos, las tradiciones, siempre el respeto.

Yo creo en Dios, mi fé no es perfecta pero es real y en mis actos los reforzaré.

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