Pasan los años y aún arde un poco venir y encontrarse con esta montaña de letras titiritando de frío. Y siento nostalgia, porque a pesar de todo y sin saber porqué, todavía escondo palabras tuyas en el alma de mis dedos.
A veces regreso y me subo al escenario de esta sala vacía para presentar mi monólogo. Luego lo tacho, barro las palabras y las oculto bajo la alfombra del alma. Allí donde nadie puede verlas, para que el mundo siga girando ajeno a todo aquello que no fuimos, al olvido que somos.
En ese mundo ajeno te imagino. Y pido al universo que ya no existas como te concibo. Que seas distinta, que ni siquiera te acuerdes de mi, para que nunca sientas esa ráfaga oscura que me aruña cada cierto tiempo, cuando se me ocurre sentarme en el que fuera nuestro lugar secreto a remover palabras secas, solo para leer tu ausencia.
OPINIONES Y COMENTARIOS