EL HOSPITAL DE LA CALLE REEDFORD

Antes de escribir lo pasado hace un año, empezare por hablar de quien era y que ocurría en ese entones. Todo comenzó con un pequeño niño de 6 años que quería ser alguien en la vida y se dejó llevar por su madre que era una siquiatra que nunca llego a ser alguien importante en mi familia, pero para mí sí. Eso fue lo que me afecto, seguir sus pasos era mi sueño. Y así pasaron 12 años más, y ya era hora de salir de la casa, llegar a una universidad y convertirme en el mejor siquiatra del mundo, y alucinaba con tener una excelente vida con una hermosa familia, o eso añoraba tener.

Llegue a la universidad como alguien nuevo en el área, como se sentían todos. Excepto alguien, una hermosa mujer de cabello rubio y ojos color miel. Llamada Andrea. Aquella hermosa creación de dios venia del norte de Italia. Quería tener un mejor futuro, o eso querían sus padres. Eligieron Inglaterra como destino. Sus padres eran psicólogos millonarios de Italia. Ella por su parte no deseaba seguir el camino que tomaron ellos, pero no tenía más opciones, afortunadamente

Si hubiera sabido que tenía muy poco tiempo para hablare y decirle lo que sentía por ella, lo hubiera hecho sin pensarlo 2 veces. Pero el destino es incierto, y lo único seguro es la muerte.

Una mañana de un viernes de un febrero oscuro y sombrío se escuchó el estruendo de un rayo. El relámpago cayó en una vara de electricidad cerca de su casa que creo una chispa hacia un transformador eléctrico, el conector creo un pequeño incendio en toda la alcoba principal. A las 4:20 de la mañana murió Andrea Caruso con 19 años de edad quemada por un incendio eléctrico por sobrecalentamiento de un transformador de luz.

Fue una época triste para mí. Tan solo 10 días después de mi llegada a la universidad se muere una persona tan importante para mí. Los años fueron largos y casi interminables. Finalmente llego el día final. Salí de la universidad con el mejor promedio, pero nada bastaba para darme la felicidad que tuve solo con ver su hermosa cara, ya convertida en un recuerdo, un recuerdo que nunca iba a olvidar.

Logre conseguir trabajo una semana después de que Salí de la universidad. Parecía que la vida me sonreía en el ámbito laboral, pero no sabía cómo me iba a enfrentar a la vida. Un gran trabajo, un gran sueldo, un gran auto, una gran casa, y unos padres que me apoyaban, pero no era feliz, tenía la vida perfecta. O eso parecía, era un siquiatra y no me daba cuenta de que no necesitaba pacientes porque yo era el paciente. Necesitaba un siquiatra, alguien que me ayudara a salir de la depresión tan profunda en la que estaba, y en ese entonces una paciente llego a la institución.Su nombre era Helen Rodríguez, era castaña y muy pálida, me empecé a encariñar con ella cuando me di cuenta de que ella era lo que necesitaba. Le decía mis penurias y dolores s internos, y ella con lo muy poco que hablaba me comprendía, me escuchaba, entendía lo que pasaba con mi vida, y con lo poco que hablaba intentaba levantarme el ánimo por medio de su enredadas palabras. Ella me ayudo a mejorar, ya la igual que yo, ella mejoro.

Ya habían pasado 15 años desde que llegue a la institución junto con Helen. Siendo ella la paciente con másaños en la institución psiquiátrica y mi mejor amiga. Había conocido a una mujer en un café, Rachel, me pareció muy amigable. Al principio la veía como una amiga, pero nunca como una esposa y la madre de mis hijos. Nos casamos 2 años después de conocernos, y 1 año después llego al mundo Sabrina nuestra primera hija, una tierna y hermosa bebe parecida a su madre cabello castaño, ojos verdes y un rostro angelical. Tiempo después pasado ya un año, nos llegó la noticia de otro bebe, esta vez el nombre iba dirigido a la persona que me ayudo a encontrar mi camino y mi primer amor, Helen Andrea.

Mi familia ya estaba completa. Ahora si tenía una excelente vida, pero faltaba algo por hacer. Helen llevaba 15 años en la institución y nunca había salido siquiera a comprar ropa. Ella había mejorado mucho en los últimos 3 años tanto que ya parecía una persona normal, (Digo parecía porque no lo era y más tarde me daría cuenta de mi error) estaba lista para salir a la luz del día, ver personas con las cuales hablar de temas comunes etc. Pase mi acta de liberación de pacientes de Helen al director del hospital, el cual con mucho aprecio dijo que estaba de acuerdo pero con la condición de que si algo llegaba a ocurrir era mi culpa y que debía de afrontar mis consecuencias de los hechos, y con mucha seguridad dije que si ante tal condición.

Helen salió de la institución un 5 de mayo de noviembre del año 1962, con todo el permiso y aprobación que le podía concebir. Mis padres venían a cenar por día de acción de gracias. Con todo listo para la gran noche fui a buscarlos al aeropuerto Hubsville, en donde el vuelo llegaría a las 12:00

Pero aunque llegué al aeropuerto con toda la felicidad y ganas de ver a mis padres del mundo, no basto para poder verlos juntos una vez más. Helen se encontraba allí. Le salude como si fuera un miembro más de la familia, y se emocionó mucho. Estuvimos hablando alrededor de una hora, tal vez más. Al final le pregunte que si esperaba a alguien y me dijo que tenía que hablar conmigo en privado. Acepte su petición y me llevo a un lugar cerca de los baños, me comento que le mandaron a hacer algo a la fuerza y que era muy malo. Le dije que no lo hiciera y que llamara a las autoridades que yo la ayudaría, cuando le pregunte que pasaba me di cuenta de que algo horrible iba a ocurrir. Me dijo que una persona hoy no llegaría a su casa en buen estado, me imagine que la obligaron a asesinar a alguien, pero no a quien. Supe de quien hablaba cuando dijo lo siento y enseguida saco una pistola. Le pregunte qué estaba haciendo y que iba a hacer, cuando se escuchó un disparo. Salió la bala disparada directamente a mi abdomen, el segundo disparo directo a mi pecho, me caí al suelo con el segundo disparo, agonizaba del dolor mientras ella solo seguía cargando el arma, en el momento en que llega un oficial y le baja el arma a Helen disparando me a la parte baja del corazón, esta última bala iba directamente a la cabeza, al policía bajar el arma logro desviar el disparo que hubiera resultado mortal para mí (aún más mortal que los otros 2 disparos).

Desperté en una camilla, no podía moverme, había una par de hombres discutiendo sobre que iban a hacer conmigo. Tal vez pensaban que estaba dormido, estuvieron hablando durante media hora más o menos. Al final llegaron a la conclusión de enviarme al hospital psiquiátrico Reedford de nuevo, pero no como jefe, sino como un conejillo de indias. Iban a experimentar conmigo un transportador de cuerpos mentales a mentes de otras personas. Era algo prácticamente imposible para la época, además de que se necesitaban diferentes tipos mecanismos, eran solo hipótesis. Pero parecía que era cierto.

Me llevaron aun inmovilizado a mi antiguo lugar de trabajo. Mi esposa no sabía nada de mí, para mi familia yo seguía aun desaparecido en algún lugar de Inglaterra. El hospital había cambiado de ambiente, ahora se sentía un frio intenso a pesar de que estábamos en invierno. Se sentía más frio adentro que afuera, era un lugar sombrío y sin alegría. Me llevaron a una planta baja del hospital de la cual desconocía su existencia, y me situaron en una máquina. Me amarraron pies y manos y pusieron sobre mi cabeza una especie de casco lleno de cables y mini transformadores de energía con muchas lucecitas por todos lados. A mi lado había una persona con el casco ya puesto arropado por una manta que le tapaba la cara. Nunca habría pensado que la persona con quien iba a realizar el trasplante de memoria seria con dicha persona. Era Helen. Apenas vi su rostro me llene de indignación y en ese preciso momento encendieron la máquina.

Me adentre en un mundo lleno de oscuridad y frio, era como estar en el mundo vivo pero en otra dimensión. El ambiente tenía una aroma de suciedad y moho, pero olía a algo más, olía a sangre y a muerto.

Seguí caminando por un sendero que me llevo a un pequeño establo donde había unas ovejas muertas junto con unos cerdos degollados. Llegue a una puerta que me indicaba que esa era la salida, o eso pensaba. Cuando abrí la puerta un hombre salió, tenía un cuchillo muy filoso y un mantel de carnicero sangrado, usaba una máscara antigás y en la otra mano tenía una cadena con púas sangrando, el hombre se dirigió a mí y corrí hacia una esquina sin salida. El hombre dirigió su cadena hacia mi cuello en el cual se enredó y me hizo agonizar del dolor, las púas se clavaban en mi piel y me atrajo hacia el en donde cogió su cuchillo y llevo su mano a mi abdomen, sentí un leve dolo, de pronto cerré los ojos, cuando los abrí estaba en un sendero oscuro y mal oliente. Había aparecido de nuevo en el mismo lugar. Al parecer había muerto y resucite encontrándome en el mismo sitio.

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