El maestro Jorge

Advertencia, contenido explicito!

Tenía poco más de 18 años, mi libido sexual empezaba a exigirme y a veces era muy complicado quedarme con las ganas, afortunadamente nunca tuve problema para encontrar amantes, por esos años iba mucho a una plaza que estaba cerca de mi casa con el pretexto de verme con mis amigas, casi siempre encontraba algún amante ahí, pero esa tarde solo me basto caminar un poco, el plan era el mismo; decirles a mis papas que me veria con mis amigas, así que me prepare, me bañe, me depile completita, busque mi ropa un vestido pegadito que me podía subir hasta donde se me antojara, una tanga negra, sin bra, unas botas blancas y una chamarra, siempre he sido de ponerme muy poco maquillaje, un poco de perfume, tome mi bolso y salí de casa cerca de las 6 pm, solo les dije a mis papas que volvería cerca de las 10 pm.

Solo rodee la manzana de enfrente, como a la mitad había una casa que estaban remodelando y un hombre alto, algo mayor parado en la entrada fumaba un cigarro, me miraba desde que lo note y al llegar a su lado me hizo la plática:

– “Buenas noches amiguita, no deberías andar solita, te pueden robar” me dijo mientras me miraba de pies a cabeza

– “Uy no aquí está súper aburrido, ni quien se anime” le dije muy coqueta.
– “Me llamo Jorge mucho gusto, sin ofender estas preciosa, que edad tienes?”, salió de la puerta y me dio la mano.

– “Mucho gusto Don Jorge yo me llamo Wendy, tengo 18 cumplidos hace poco ¿y usted?” Sentí sus manos de hombre que trabaja pesado, ásperas y fuertes.
– «Oye nomas porque ya estoy muy viejito, si no te invitaba a salir, tengo 42” sonriente y coqueto.

– “Ay eso no es ser viejito, además usted como sabe que le rechazare la invitación” como me veía, su voz, hasta su colonia eran bastante excitantes, mi calentura empezó a aumentar, y al escuchar esto sus ojos se iluminaron, me tomo la otra mano.

– “Ah pues que te parece si te invito un café y charlamos una noche, o si quieres el sabado te invito a cenar” muy contento me hacia la invitación.

– “Bueno es que estaré ocupada sabe, ahorita pues si no tengo planes, de hecho iba a la plaza porque hoy tengo la tarde libre” no iba a perder esa oportunidad de quitarme la calentura con él.

– “Me encantaría preciosa, pero sabes, yo soy el maestro de esta obra, no tengo quien cuide la casa, no conozco por aquí yo soy de Pachuca y como tengo la herramienta y demás cosas pues no puedo dejar sola la obra”. Las vibras empezaron a ser más fuertes, nos veíamos con el mismo interés.

– “Con mucho gusto te invito un café y algo de comer, de hecho estaba por pedir la cena, si no tienes problema, pásale y pedimos algo, charlamos y bueno… si no, pues entiendo” todo esto mientras frotaba mis manos, yo sabía que si entraba íbamos a terminar haciendo el amor, lo notaba en su mirada y estoy segura que él pensaba lo mismo.

– “Mmmmm hijole pero no tendría problemas, aquí los vecinos son bien chismosos”, le dije en voz baja.

-“Pues ya sería lo de menos, si aceptas con gusto dejo que me regañen el sabado los patrones” se le notaba la emoción.

-“Bueno yo por mi encantada y si no le causo problemas ok, le acepto el plan” su sonrisa era enorme, me camino a la entrada y cuando entramos a la casa tomo mi chamarra y mi bolsa, la planta baja tenia algunos muebles y bolsas grandes apiladas como una barrera que tapaba la ventana frontal, al lado una cama chiquita con unas cajas como buros, con algunas cosas personales, ahí dormía.

– “Te gusta el café de hoya?, la señora que me vende la comida guisa bien sabroso y su café está bien rico, hasta pan le podemos pedir, ten pide lo que quieras”, me dio un menú y saco unas sillas de esas que se doblan. Pedimos de comer, un par de cafés y me pidió una rebanada de pastel de chocolate.

– “Hermosa de verdad no me la creo, sabes casi siempre tengo la dicha de verte pasar, la verdad pensé que ni me ibas a hacer caso porque siempre pasas bien chula”, mientras confirmaba el pedido con su celular.

– “Incluso ya les dije a mis chalanes que ni te molesten porque a todos nos traes bien locos y yo ya conozco a esos cabrones, oye me dice la señora que se va a tardar un poco, si quieres tengo unas cervecitas o pedimos en otro lado” por mi estaba perfecto.

– “Ah no te preocupes bebe, te acepto una cerveza no bebo mucho, sirve que platicamos en lo que llega” mientras iba por ellas al refrigerador aproveché para subir un poco mi vestido.

– “Oye y ya tienes mucho trabajando aquí, la verdad no me había dado cuenta”, mientras me veía y posaba frente al espejo que tenía colgado, quería seducirlo.

– “Mas o menos un mes preciosa, ya le avanzamos bastante (se quedó pensando) oye no quieres que te enseñe la obra?, al fin tenemos tiempo” le dije que sí me dio la cerveza y me llevo de la mano a las escaleras, empecé a subir porque quería que viera mi trasero y mis piernas, mi vestido se levantó un poco más, me enseño las recamaras, los pasillos y me explicaba que estaba haciendo y como quedaría.

– “Sabes por lo general estoy allá arriba y en la azotea se ve tu casa, para mi buena suerte te veo casi diario ahí en tu balcón leyendo o cuando estás en tu recamara, me siento bien contento verte, aunque sea de esa manera”. Mi recamara estaba al frente y tenía una ventana enorme obvio y casi siempre la mantenía abierta me gusta mucho la luz.

– “La verdad me siento muy afortunado de que estés aquí”, mientras se acercaba y tocaba mi mejilla y mi cabello, hicimos un brindis y continuo el recorrido. Subimos a la azotea y me mostro lo que hacía y donde me veía, nunca me di cuenta. Nos fuimos a la orilla y seguimos la charla ahí recargados en la pequeña barda mirando el atardecer.

– “Oye me encanta como te ves con ese vestido, bueno cada que te veo pasar suspiro traigas lo que traigas, incluso cuando te veo en tu casa me gustan mucho las licras que usas, me encantas” mirándome de pies a cabeza, eso avivo un poco más mi calentura.

– “Ay mire, y yo ni en cuenta, que vergüenza que me mire en esas fachas, que bueno que ahorita si ando más arreglada, obvio así me veo mejor, ¿no?” Aprovecho la oportunidad y me miro ya con confianza de pies a cabeza, yo coqueta me di la vuelta meneando mi trasero.

– “Bueno ahorita así si estas espectacular, pero sinceramente no creo que haya un solo momento en que te veas mal, o algo que te pongas que tu figura no luzca, porque cuando andas en licras y descalza tus piernas se ven increíbles o cuando pasas con tenis y pants, te he visto con tacones y falda, siempre me haces suspirar”. Soy piernona, bajita, piel blanca, no tengo muchas bubis, pero mi trasero y mis piernas son suficientes para complacer al más exigente.

– “Bueno si quieres vámonos allá abajo a terminar las cervezas, ya empieza a hacer frio, no te me vayas a enfermar”, tomo mi mano y me llevo de regreso.

– “¿Oye corazón quieres otra cerveza?” mientras iba al refrigerador yo subí mas el vestido y me senté, obvio mis piernas estaban súper expuestas para que se animara.

– “Tienes novio o algún pretendiente?” me dio la cerveza y se sentó frente a mí.

– “No tengo bebé, todos los que he tenido son bien celosos y les cuesta entenderme” bebía mi cerveza y movía las piernas, le costaba pero siempre miraba.

– “Como crees, si estás bien chula y no eres nada sangrona estoy seguro que muchos se mueren por estar contigo”, las cervezas me estaban poniendo un poco mareada, por esos años solo bebía una cerveza o una copa.

– “Pues si pero me gusta mi libertad, puedo salir o estar con quien yo quiera sin que me estén celando, detesto eso, además ahorita estoy aquí contigo y la estamos pasando bien, cierto?”

– “Eso sí, nada como pasarla rico con quien tú quieras, la verdad me da gusto saber que estas soltera, así te puedo invitar a salir muchas veces y como dices la estamos pasando muy bien”. Su erección era notoria, como traía un pantalón de vestir no la podía ocultar y tampoco lo intentaba.

– “Ya eres toda una mujer mira nada más que ricas piernas tienes, ese vestido se pega muy bien a tu figura y cuando estás en tu casa con licras te ves preciosa” me sabroseaba con la mirada.

– “Yo sé, mis piernas son preciosas” las levante un poco y las cruce al otro lado, mi tanga se asomó y me reí un poco.

– “Dímelo a mí hermosa, nomás de imaginarme lo que no se ve mira como me pones” levanto la cadera y su paquete se marcó un poco más. Junto las sillas y se sentó a mi lado.

– “Bueno eso lo puedes averiguar muy facil”, subí mis piernas a las suyas, me abrazo y empezamos a besarnos, su mano áspera, callosa sobaba mis piernas, su lengua se entrelazaba con la mía, apretaba mis nalgas, mis pechos. Me sentó sobre sus piernas y me manoseaba bien rico, todo un experto, ya me tenía bien mojada. Mi vestido ya estaba por mi cintura.

– “Mamacita que rica estas, creo que después de hoy podre morir en paz”, mientras jugaba con mis pechos, levante las manos y me quito el vestido.

– “Párate, quiero verte completita” al levantarme su pantalón estaba mi humedad, me miro, me di la vuelta y empecé a bajarme la tanga al mismo tiempo que me inclinaba quedando completamente expuesta a él, me tomo de la cintura y hundió su cara entre mis nalgas, sentía como su lengua me recorría, como abría mis labios, lamia toda mi vulva, mi ano, sus dedos jugaban con mi vulva, luego su lengua con mi clítoris.

– “Estas deliciosa, asi te soñé muchas veces” metio sus dedos y empezó a cogerme con ellos, después de un ratito se puso de pie, asi inclinada con un brazo apretaba mi cuello mientras sus dedos me cogían, los metia y movía como tratando de levantarme hacia enfrente y hacia atrás.

– “Chiquita que apretadita estas” poco a poco, iba subiendo la velocidad, apretaba mis pechos, o mi cuello, lo hacía más rápido, más más rápido, con su pulgar sobaba mi ano, no tarde en tener un orgasmo, mis jugos salieron a chorros, seguía y yo ya estaba gimiendo, gritando de placer, me tenía ahí a su disposición. No podía creer que solo con sus manos me tenía así.

– “Ok corazón, ya quiero cogerte, prepárate”. Empezó a desnudarse, se quitó la camisa, su piel morena por el sol, algunas cicatrices en sus brazos y su pecho bien marcados, yo temblorosa me puse de rodillas, le desabroche el pantalón que cayo y en su bóxer se marcaba un trozo de carne de buen tamaño, así sobre la tela empecé a darle besos y pequeñas lamidas mientras me veía asombrado.

– “Dios mío no es posible” saque su verga, estaba tiesa, dura, brillosa, olía delicioso, empecé a masturbarlo despacio, mientras acariciaba sus huevos que también estaban súper duros, calientes.

– “No lo creo, es un sueño, dime”, solo lo mire, saque mi lengua y lamí desde sus huevos hasta la punta tenía un sabor delicioso a crema se notaba que era súper aseado, así empecé a chuparlo, era gruesa al tamaño de mi boca, deliciosa, jugaba con mi lengua, el cerro sus ojos y sus manos en mi cabeza empezaron a guiarme, como si me cogiera por ahí, mis arcadas lo motivaban a metérmela hasta donde podía y así me dejaba unos segundos una y otra vez, cada que me la sacaba yo suspiraba, mi saliba colgaba de mi boca, mis pechos, mi cintura ya estaba bien mojada, él me veía asombrado, no se la creía. Después de un rato y al tenerla bien lubricada me levanto.

– “Ahora si princesa, vamos que te voy a coger” tome mi bolso y saque un condón, se lo puse y me empino sobre la camita, me rosaba con la punta desde el ano a la vulva subía y bajaba, la coloco y empezó a penetrarme, poco a poco, sentía como ese trozo de carne se abría paso por mi útero, lo sacaba y metia, lento, suave, me daba nalgadas.

– “Este culo me hacía suspirar cada que te veía pasar por aquí enfrente y ahora eres mía, de los pies a la cabeza, este culito delicioso es mío” acelero el ritmo, me la daba con furia, yo siempre he sido muy escandalosa y eso a él le encanta.

– “Así, así grita, pídeme mas no sabes cómo estoy gozando cogerte, dime que eres mía” cada embestida sentía como mis nalgas chocaban con su abdomen.

– “si papi así, cógeme más, dame más duro, hazme tuya, cógeme como quieras” mientras me jalaba el cabello, me nalgueaba, ya tenía mis nalgas rojas pero yo quería más. Me enderezo y volvió a someterme y meter sus dedos en mi vagina, igual que al principio, pero esta vez solo fue poquito, cuando saco sus dedos los metio en mi boca.

– “chupa mis dedos, prueba tus jugos, estas exquisita” obviamente chupe sus dedos, amo mi sabor. Me volteo y me beso, mientras continuaba masturbándome con sus dedos, yo lo abrace y subí mis piernas, el me tomo por mis nalgas y me metio su verga hasta el fondo, se sentó en la silla y ahí lo cabalgue otro ratito, estábamos sudando, empapados, me besaba, apretaba mis tetas despacito, mis nalgas. Me puse de pie y me senté sobre él, con su verga entre mi ano y mi vulva movía mi cadera, me la metí de nuevo así con su verga dentro de mí, me quite las botas, subí los pies sobre sus rodillas y acelere el ritmo, apretaba mis pechos, jugaba con mi clítoris, en seguida llego otro orgasmo, mis jugos salieron a chorros, me tomo de las piernas y se levantó, se acostó sobre la camita me puso de frente a él y volví a cabalgarlo, estiro las manos hacia la pared.

– “Ya me voy a venir, gracias por este momento” yo seguía moviéndome en círculos y él apretó mis nalgas, acelero el ritmo, empezó a jadear y a gritar, su orgasmo fue intenso, se vino mucho, nos miramos agotados, me recosté sobre su pecho y me beso, nos quedamos así unos minutos. Cuando me saque su verga, su lechita estaba escurriendo del condón, y cuando se lo quite toda se salió obvio se la chupe de nuevo se la dejé impecable, sus huevos solo una poquita cayó a la sabana. Me acomode a su lado, el tomo una cobija y nos quedamos abrazados así desnudos.

– “Creo que ya no nos van a traer la cena” eran casi las 8, miro su celular y le marco a la señora.

– “Dice ya casi termina, no te preocupes princesa”, me abrazo y nos quedamos un ratito abrazados.

Como a los 20 minutos tocaron el timbre, se levantó, se puso algo de ropa y salió a ver, llego la comida.

– “ Comemos de una vez” me pregunto.

– “No tengo hambre, tú quieres cenar ya?” invitándolo a acostarse a mi lado.

— “No mi amor, quiero cogerte de nuevo, además ahí está el horno, ahorita calentamos”, me abrazo y empezamos a besarnos mientras se quitaba la ropa, que tiramos al piso junto con la cobija, esta vez yo abajo empezó a bajar por mi cuello, mis pechos, mi cadera y cuando llego a mi vagina volvió a sacarme un orgasmo con sus dedos y su lengua, se regresó a mi boca, me mordía, me besaba con demasiada pasión. Abrió mis piernas y me metio hasta el fondo esa verga deliciosa, que me empujaba hasta el fondo, sentía como con cada embestida me llegaba hasta las entrañas, tomo mis manos con firmeza y continuo con ese ritmo.

– “Te voy a coger mucho princesa, serás mía cuando quiera, verdad que eres mía” me ahorcaba, yo solo podía asentir, tuve otro orgasmo y esta vez lo bañe con mis jugos, me jalo hacia la orilla, tomo mis piernas las puso sobre sus hombros y así continuo cogiéndome muy fuerte, gemía, gritaba, chupaba mis pies, mis dedos.

– “Quiero venirme en tu boca, me dejas?” acepte y cuando se iba a venir me la saco y me giro hacia él, yo abrí la boca y me la metio, empecé a chuparla y se corrió, su leche caliente se derramo en mi boca, la saboree un poco y me la trague, luego volví a chupar su verga deliciosa que me pase por toda la cara, su aroma, su sabor era delicioso. El me miraba encantado, al terminar le sonreí y nos reímos, me cargo con cuidado, nos recostamos de nuevo, desnudos, agotados, unos minutos.

– “Princesa esta noche es la mejor de toda mi vida, te adoro, no sabes la felicidad que me has dado esta maravillosa velada, después de hoy ya me puedo morir en paz”, besaba mis hombros y mi cuello, mientras sus brazos fuertes me abrazaban.

– “No como crees bebe, no te puedes morir, obvio me tienes que coger más veces” pegue mi trasero a su verga y después de unos minutos, pasadas las 9 nos metimos a bañar, me baño, me seco, me ayudo a vestirme.

– “Termina de arreglarte en lo que caliento la comida”, levanto su ropa del suelo.

– “Si quieres calienta el café y yo caliento la comida”, le dije mientras lo veía vestirse.

– “No, no cariño, eres mi invitada, debo atenderte”, me dio un beso y se fue a calentar, yo acomode la cama, doble la cobija y termine de arreglarme. Justo a las 9:30 empezamos a cenar.

– “Me encantaría que un día me acompañes a Pachuca, donde vivo hay mucho espacio abierto, me encantaría pasear por ahí contigo”, tenía una cara de felicidad que obvio acepte.

– “Claro bebe cuando me invites iré contigo, haremos un día de campo, iremos a pasear, obvio me tienes que hacer el amor por allá”, seguimos charlando y pasadas las 10 sonó mi celular.

– “Hija ya son más de las 10 ¿tardas mucho?” era mi papá.

– “No papi ya voy de salida llego en unos 20 minutos, no te preocupes, te amo”. Como ya habíamos terminado la cena me puso mi chamarra y tome mi bolsa.

– “Vamos princesa te acompaño, no puedo dejar que te vayas sola, si quieres te dejo en la esquina de tu casa” salimos, subí a su camioneta y cuando llegamos a unas casas de mi casa nos dimos un beso.

– “Gracias por esta noche exquisita, lo había soñado mucho y bueno espero volver a verte” lo note un poco triste, me baje y le pedí que bajara conmigo.

– “Claro que volveremos a vernos bebe, no te miento cuando te digo que me tienes que coger más veces, yo también la pase súper rico contigo”. Mientras le decia eso, me quite mi tanga y se la regale. Lo abrace y nos besamos. Me despedí y entre a casa, baje mi vestido a su tamaño real, mis papas veían la tele, me quede un momento ahí con ellos y después les di las buenas noches y subí a mi recamara. Cuando iba a cerrar las cortinas ahí estaba él, en la azotea viéndome, le mande un mensaje.

– “Buenas noches, espera que apague la luz”. Me desnude frente la ventana cerré la cortina, me puse mi pijama y apague la luz. El me escribió enseguida.

– “Wow que bella postal, y pensar que esa diosa fue mía, descansa”.

– “¿Cómo que fue?, soy tuya bebé, espero que me vuelvas a invitar pronto. Sueña conmigo.”…

Obvio nos seguimos viendo durante los dos meses que trabajo en esa casa, algunas mas intensas que otras pero se las contare después, gracias por leerme, espero que hayan disfrutado mi historia con el Maestro Jorge, pronto contare mas anécdotas con mas amantes que he tenido. Sin afan de molestar, solo que se entretengan un poco y la pasen rico leyéndome como yo al recordar y escribir estas historias, les mando mil besos.

Siempre suya Wendy GV.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS