Un epílogo: Las palabras que nunca dije

Un epílogo: Las palabras que nunca dije

FERgfc

02/12/2024

¿Sabes? Te conocí en un momento significativo e importante de mi vida. Llevaba ya algún tiempo en el que volví a ser yo, después de casi dos años de pasar reconstruyéndome.

Conoces la historia de hace un par de años y cómo permití que me destruyeran. Leíste aquel monólogo donde no sólo hablo de esa destrucción, sino que menciono la lucha que viví por levantarme y devolverme lo mucho que dejé que me quitaran. Un trabajo que me tomó meses, pero que al final logré conquistar.

El trabajo de la resiliencia no sólo permitió que sanara mi corazón, sino que trajo muchos cambios en mi vida. Por eso hace algunas horas escribí en mis redes lo siguiente:

«Ya es diciembre, pero mi lugar seguro es otro, corté vínculos, saqué gente de mi corazón, cambié muchas cosas en mi vida, lo que antes me gustaba ya no me interesa, aprendí a salvarme y comprendí que “Todo estará bien, porque al final una crisis es sólo eso; no un fin” (…)».

De alguna u otra forma te quiero compartir estas líneas que salen de lo más profundo de mi ser. No sé el porqué, pero la conexión que tuve contigo la sentí fuerte. Siempre he estado muy convencido de que las personas nunca aparecen en la vida por casualidad.

En mi recorrido, he comprendido que hay conexiones significativas, las que permanecen; casuales, las que temporalmente están o van y vienen hasta que se decide cortar el vínculo; y pasajeras, las que aparecen brevemente para traer algo. Aquí mi aprendizaje, el hecho que una conexión sea pasajera no la hace menos valiosa que las otras, pues aporta momentos que contribuyen al crecimiento personal. La conexión que tuve contigo me trajo un regalo.

Apareciste cuando no sólo estaba dando una vuelta más al Sol, sino que también estaba experimentando muchos cambios positivos. Llegaste cuando recién me había mudado a mi nueva casa, representándome nuevas rutinas y nuevos lugares por conocer y frecuentar. Estuviste en esos primeros días.

Cuando diste ese primer acercamiento, te soy honesto, no estaba buscando crear nuevas conexiones. Sin embargo, hubo algo especial que me hiciste vivir. Me di cuenta que sigo teniendo la capacidad de permitirme sentir, experimentar y que no estoy cerrado a conectar con quien pueda vivir ese clic que hice contigo.

Empezaste a tomar iniciativas que me hicieron tambalear como un niño que está dando sus primeros pasos, pues has sido mi primer contacto con el exterior después de bastante tiempo que me permití estar a solas para sanar. Cada día fue marcado por algo especial. Tus llamadas hicieron que la noche fuera mi parte favorita del día.

Nos vimos para ese café, el cual propusiste ese primer día que hablamos. Estaba nervioso, pero fue lindo pensarte todo el día y preparar una bolsa con dulces mexicanos que te compartí esa noche. Me gustaste más de lo que ya me habías gustado.

Fue genial ir por unas cervezas a aquel bar y platicar de muchas cosas. Me gustó tu compañía. Estaba feliz de conectar contigo sin mayores expectativas que me evitaran disfrutar el momento.

Me encantó ir a bailar, fue una noche muy alegre. Me divertí de una forma que no recordaba. Disfruté bailar contigo.

No voy a negar que sentí inseguridades y estuve temeroso. Ya sabes, es como cuando te lastimas tan fuerte, cicatrizas y quedan costras; costras que al verlas adheridas a tu piel piensas que si las tocan te seguirán doliendo esas heridas, pero en realidad ya no duelen porque han sanado. Esa noche que dormimos juntos, lloré y expuse las costras que el pasado me dejó.

Me sentí seguro contigo y me dejé ver vulnerable. Fuiste ese regalo que la vida me dio para darme cuenta de que esas heridas ya sólo son costras. Por lo tanto, decidí enfrentar los miedos al mostrar mi interés y ser rechazado, al tomar también iniciativas y que las cosas no salgan como se esperan, y sobre todo, lo más importante, mostrarme tal cual yo soy.

Por todo eso, cuando vi la oportunidad de hacerte aquel detalle, no lo dudé. Lo hice por querer corresponder de alguna forma el impacto que provocaste en mí. Espero que lo conserves y cada vez que lo veas, recuerdes la importancia que tienes como ser humano y de lo que eres capaz de lograr en otros.

Realmente deseo seguir conectando contigo, pero sé que, así como en la física sucede, para que una conexión ocurra, es necesaria la interacción entre dos fuentes de energía. Una conexión no necesariamente tiene que tener expectativas que se sientan forzadas o aceleradas por descubrir algo que con el tiempo y el interés mutuo se pueden ir dando. Aún así, no dejo de sentirme agradecido por haberme topado contigo en esta nueva vereda de la vida que empecé a incursionar hace poco.

Para ir cerrando este texto, quiero citar mis últimas palabras en aquella publicación que hice en mis redes: «(…) Diciembre, por favor, sé bueno y regálame un final bonito». Deseo que este mes así sea contigo también. Termino con una palabra que empleo frecuentemente, pues me gusta uno de sus significados: Mi grandeza se inclina ante tu grandeza; esa es Namaste.

Namaste

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