Su amor fue como una lluvia, llego a mi en el momento que la necesitaba y no estaba consciente de ello,  cuando en mi cautela, siempre evite mojarme o tan siquiera salpicarme con las gotas de algún torrente.

Su lluvia fue diferente, no era tempestuosa y producía cierto acogimiento, el cual a pesar de evitarlo, me seducía a tocarla, a salir a ella sin temores, me instaba a confiar en que seria cálida a pesar de parecer fría, al principio dude, pero quería experimentar una ultima vez no solo salpicarme, si no empaparme de aquella lluvia que bajo mi paraguas me invitaba a soltarlo.

Al extender la palma de mi mano y sentirla, encontré en ella un sentimiento cálido y sereno, rápidamente baje mi paraguas del todo y expuse mi rostro, mas profundamente alma y corazón a sus gotas y no se como describirlo, diré que fue mágico, las sensaciones de poder sentir como me empapaba.

Y allí me quede tanto tiempo empapado, sin paraguas, sin consuelo, que cuando dejo de diluviar me quede inmóvil. y continúe en aquel mismo lugar, imaginando que su lluvia seguía cayendo, que me seguía calando hasta los huesos, cuando ya lo único que quedaba, era un pequeño charco en el que continuar chapoteando. pero.

Era tu charco pequeña, y el mío. 

El nuestro.

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