Preguntas, ninguna respuesta.

Preguntas, ninguna respuesta.

ESTEFANYA PARRA

20/11/2024

Se rompió, y llorar simplemente era el acto más noble para sacar la frustración que sentía. 

¿Ya no me querías?

¿Te aseguraste de que no sentías nada?

¿Un día fue suficiente para saber que me dejaste de amar?

Te apartaste como un cobarde, y un mensaje: «Creo que debemos terminar, ya no siento lo mismo que antes. Cuídate y feliz vida».

No hubo configuración, o una actualización para cubrir la situación. Me quedaron tantas preguntas, pero ya no eran necesarias las respuestas. Nose desde cuándo me perdí en un laberinto lleno de desinterés y mentiras donde tú eras quien tenía la dirección para liberarme de esos muros que camuflaban tus verdaderas intenciones. 

Odiarte era lo más fácil de hacer. Dejamos de ser presente desde el instante en que soltaste tus sentimientos hacia mi, y yo, yo me volví la prueba de que era la única que permanecía en una relación de dos. 

Me marche, temblando, llorando y con un nudo en la garganta. No aguante ser una burla y permanecer con un cobarde. 

Esa era la palabra perfecta para describirte, porque de ser ese amor de juventud que me inspiro a regalar cartas y dedicar canciones de amor pasaste a ser quien desde lejos se reía de mí junto a unos cuantos desconocidos por probar que aun era una mujer enamorada. 

Intente juntar todo el amor que se derramó, todo era gris, pero me aferre a la idea de ponerle color nuevamente a tu corazón. Y no, no cambiaste. Me soltaste, eso fue fácil. Decir adiós me quebro la voz, pero me ayudó a sanar el corazón. 

Ya no era necesario desgastar más el amor que aún tenía en mi corazón. Nuestro tiempo se acabó y era hora de prepararse para alguien más.

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