El chico del saco rojo no puede dormir, apoya la cabeza en la almohada y mambea.
Cuando cierra los ojos con fuerza logra ver luces, intenta recordar el vibrato de esa voz, la explosión de esa risa, la paz de los susurros que salían de esa boca.
El chico del saco rojo apareció una vez y él sintió que debía conocerlo, una especie de cosquilleo adolescente en el estómago, el brote de un deseo de escucharlo hablar (a solas). El presentimiento de que algo interesante tenía para decir.
El chico del saco rojo es feliz cuando se prepara un fernet, fuma tabaco armado y se mueve en shorcitos cortos de la cama al living.
Le gusta pintarse las uñas de negro y azul, tirarse en el suelo y recortar revistas.
A veces sale al mundo, agudiza su mirada y saca fotos, otras se encierra en sí mismo, fuma un poco de alegría y se acuesta a extrañar escuchando a Charly García.
El chico del saco rojo tiene una gata depresiva, la deja salir al balcón y observar las demás ventanas, puede hacerlo por horas hasta que baje el sol, ha ido desarrollando el hábito desde que la mudaron del campo a esta ciudad. De momentos le agarran crisis nerviosas, el chico del saco rojo la acuesta en su regazo y la acaricia, le dice cosas al oído que la ayudan a descansar, no quiere hacerse ilusiones pero espera que un día vuelva a maullar.
El chico del saco rojo tose demasiado, una vez tosió tanto que le salió sangre de un pulmón, preocupado y sin saber que hacer se armó otro cigarro.
A veces cuando hace silencio, cuando logra dar con la yema de su alma escucha una melodía allí dentro de su mente, una extraña locura en gestación hace eco en el cogollo de su calma.
El chico del saco rojo un día sintió que se volvía polvo, como la ceniza de sus cigarrillos, como si fuera un diente de león violentado por el viento desarmándose en los aires… y mientras desaparecía decidió seguir caminando, esfumándose de camino a algún lugar.
El chico del saco rojo a veces despierta intranquilo, revisa su teléfono:
Nada…
Un vidrio roto,
un número,
una silla vacía,
un baúl ordenado.
El chico del saco rojo. Solo.
(No te destiñas).
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