Empezó a perder pelo. Decidió raparse. Algunos decían que le quedaba bien, y otros que le quedaba mal.
Lo extraño fue que volvió a crecerle. Lo atribuyó a esa leyenda que dice que, si te rapas, el pelo crece con más fuerza.
Sin embargo, unas semanas después, otra vez, empezó a perderlo.
Volvió a raparse, convencido.
Consideró ir al médico, pero nadie va al médico por eso, hay tantas cosas más graves, que uno no molestaría a un profesional por un inconveniente natural.
Pasaron meses sin que le creciera. Se resignó. Supuso que se habría quedado pelado.
Dos noches antes de fin de año despertó con una melena hasta la cintura.
Se asustó. Decidió dejarlo así.
Algunos dicen que le queda bien y otros que le queda mal.
Veremos qué pasa cuando se le empiece a caer.
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