«Al final, todos nos convertiremos en historia»

Margaret Atwood. Escritora canadiense.

En 100 años todos los que vivimos este presente seremos un lejanísimo recuerdo quizá registrado en alguna foto o video familiar. Este dato simple de la realidad debería servir para bajar un poco los niveles de soberbia que padecemos los seres humanos. Nos creemos los reyes del universo y solo basta mirar el cielo estrellado de noche para comprender que somos parásitos insignificantes. De vez en cuando me detengo a mirar a la luna y pienso que millones de seres humanos, y a través de los milenios, la miraron antes como yo. El planeta, el Sol y las estrellas siguen su curso misterioso y ninguna acción humana puede alterar ese perpetuo movimiento. El Universo es indiferente con la raza humana. Las estaciones del año se suceden inexorables. Una vez una amiga me dijo que su hermana mayor, una mujer de 30 años, no se animaba a mirar la noche estrellada porque sentía miedo de esa inmensidad. También me asalta muy a menudo otra pregunta, ¿quién habrá vivido en este lugar, donde ahora estoy, hace 100 o 200 años? ¿Solo sería monte nativo? ¿Quizá indios, esclavos, patrones? Personas, seres humanos con ideas, miedos y amores.

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