Más de 15 años compartiendo coche, desde COVOITURAGE, cuando aún se pagaba en metálico. Tantas anécdotas…
Volvía a Barcelona desde Toulouse de recoger a mi hija de 11 años. Subí a dos chicas francesas. Por el camino recibí el mensaje de un chico angustiado, pues cogía un vuelo en Barcelona esa misma noche y su tren llevaba retraso. Tras consultar con las pasajeras, decidimos entrar a Perpiñán y recogerlo. Lo gracioso fue cuando hablando por teléfono con su madre, éste le decía en gallego: “Mama, si solo son unas rapaciñas, que me va a pasar”.
En otra ocasión, y también el mismo trayecto, yo iba de pasajera. Fui puntual al lugar de encuentro. Conducía una pareja pero tuvimos que esperar a la 4ª pasajera, que además de tarde, venía con gato. Eso me puso aún más nerviosa, siempre viajo sin PET. En fin, no tenía más remedio que subir al coche. Cuando estaba a punto de comentar mi desagrado por la molesta situación con los maullidos, la pasajera me miró y dijo: “¿Eres la madre de…..?” Efectivamente, era una antigua compañera de instituto de mi hija con la que luego compartió piso y yo tuve que cuidar al gato en sus ausencias.
Esta vez, el trayecto fue Barcelona-Valencia y supuestamente yo era la única pasajera. Sorpresa, también se unió una perroflauta, amiga de la conductora, y su perro. Realmente no me molestó, tampoco tenía más opción. El viaje y compañía fue agradable hasta que a la entrada de Valencia, la amiga bajó la ventanilla y se encendió un porro, eso sí me molestó, que no pidiera permiso y sobre todo, que no me ofreciera.
Última navidad, reservo blablá para dos, mi hija y yo. Yo como siempre, viajo con mi kéfir y mi masa madre, mi hija se agobia, no parece empezar bien el viaje. Entramos en el blablá, conductor médico, copiloto estudiante de medicina, mi hija, “resien lisensiada” en medicina. Recogemos a otra pasajera, adivinad…..médico. Ahora la que se agobia soy yo. Pero no, el viaje fue divertidísimo, había chispa en todas las conversaciones y sobre todo entre mi hija y el piloto quienes resultaron tener amigos en común. Disfruté de su juventud, así como ellos disfrutaron de estos microrelatos que me pedían en permanencia. A dia de hoy, no sé si ya puedo llamar yerno al conductor…..
Así que si queréis más relatos, no seáis edadistas.
 
         TODA UNA VIDA CON BLABLA
                                    TODA UNA VIDA CON BLABLA                                
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