Un parcero de importación

Un parcero de importación

Doslittleduendes

16/10/2024

La semana pasada me embarqué en un viaje a Málaga para pasar el finde semana con mi novia, otra muestra más de las estupideces que hace uno cuando es joven y enamorado pero esta vez lo importante no es como llegué, sino como volví.

Estás primeras líneas se las dedico al transporte público y a los atascos de primera hora de la mañana los cuales no solo acaban con la paciencia de cualquier persona, sino que en mi caso, casi me cuesta el viaje entero. Llegué de milagro -y media hora tarde, gracias al maravilloso bus malagueño- al punto de encuentro donde me esperaban para recogerme. Una peculiaridad que tengo es que, odio coger buses, sobre todo en trayectos largos y es por una sencilla razón: No puedo quedarme callado.

Verá, desde pequeño siempre he sido una persona cuanto menos parlanchina; disfruto de las conversaciones, comentarios, cotilleos, debates éticos y todo aquello que requiera abrir la boca para expresar mi opinión -con o sin argumento o conocimiento alguno, aquí se vale de todo-. Este tipo de comportamientos no están bien vistos en un transporte público ya sea por que la persona no comparte tu punto de vista o , simplemente, le importa una mierda. Es por eso y por una docena de razones más que prefiero compartir un coche.

Con todo esto explicado: Martes 15 de octubre, 8:30 AM, parto del muelle Heredia en un coche grisáceo con la pintura oxidada, principalmente por la humedad y el clima costero, para embarcarme en uno de los viajes más largos que he hecho hasta día de hoy. Fueron siete horas las que compartí con cuatro extraños, e aquí el elenco.

  1. Andrés, el conductor.
  2. Rubén, su Padre.
  3. Pedro, un contable venezolano que llevaba apenas unos meses en España.
  4. Isabelle, una joven francesa que venía de ver a su novio en la «Costa Del Sol».

Jamás recibí mejor hospitalidad que la que se me ofreció en ese coche: para empezar, me ofrecieron unos caramelos de menta,  magdalenas, agua, patatas fritas y frutos secos, todo ello durante el transcurso del viaje. Al principio mantener conversación fue complicado pues ellos tres ,latinos, tenían mucho más en común entre ellos que yo -un chavalín de Extremadura- con ellos, incluso Isabelle, la chica francesa, dio más conversación de la que yo pude ya que resulta que ella había aprendido español en Oaxaca, México y de ahí que hablara el dialecto latino -muy bonito de oír por cierto, sobre todo acompañado de su acento francés-. Pasadas unas 2 horas llegamos a Sevilla donde Isabelle se bajó, quedando nosotros cuatro, paramos en una gasolinera de tres al cuarto y continuamos la marcha.

Aquí fue donde me empecé a soltar un poco más, tanto figurada como literalmente pues previamente pareciéramos ir enlatados en la parte de atrás, estuvimos hablando de muchas cosas, tales como:

-Rubén: Bueno cuénteme, usted a que se dedica joven?

-Yo: Pues apenas he empezado la universidad, allí en Salaman-

-Rubén: Bueno está eso joven, bueno está.

– Yo: Y ustedes a que se dedican?

– Andrés: Mire pues nosotros somos médicos, yo trabajo en urgencias y mi padre ortopeda.

– Rubén: Me gustan los huesos (Risa), pero ya que me jubile 3 años, cuando nos vinimos a España, verdad?

– Andrés: Claro que si, nosotros somos de Colombia pero hemos vivido 20 años en Puerto Rico y luego con mi padre jubilado nos vinimos para acá.

-Rubén: Yo a disfrutar de la costa y vos, a trabajar (Risa).

– Pedro: Claro que tan mal están las cosas allá que uno se tiene que buscar la vida fuera, mire yo estuve 7 años en Lima, Perú trabajando en banca pero al final me tuve que ir.

-Andrés: Claro mire que nosotros nos fuimos de Colombia por lo mismo. Que le paso a usted?

-Pedro: Yo me cansé de la inseguridad de la ciudad, a tal punto llegaron que a la noche ponían toques de queda, paraban los «»colectivos» y no había un alma. Con todo esto de las bandas y secuestros uno no estaba tranquilo.

-Rubén: Y ahora aquí trabaja usted en banca?

– Pedro: No no, yo ahora trabajo de camarero hasta que encuentre algo mejor, pero mientras haya trabajo se tira pa´lante.

-Andrés: Si si, mientras haya de algo que trabajar siempre hay un futuro, sea de lo que sea se tira pa´lante.

Pedro: Si vea por que sin futuro uno no come, y el dinero rápido tan pronto viene se va.

-Rubén: Vea usted joven (Refiriéndose a mi ) «Con hambre no hay pan duro».

– Yo: (asintiendo con la cabeza)

Me quito el sombrero ante esta gente; que sale fuera de su país a buscar mejores oportunidades a base de trabajo duro. Camino a Extremadura la conversación fue en esa onda: Sobre las penurias que pasaban su gente y como ellos las habían superado, también se hablaron de temas banales, pero este fragmento es el que mejor recuerdo. Una vez llegados a Mérida, dejamos a Pedro y paramos nosotros tres a tomar un café.

-Rubén: Me disculpe joven que al final no le pregunté, usted que estudiaba?

– Yo: Mira pues yo estudio Traducción e Interpretación, soy primerizo allí en Salamanca.

– Rubén: Que bueno joven, y usted habla idiomas?

– Yo: Hablo inglés e Italiano, pues bueno, lo llevo ahí ahí.

– Rubén: Y usted que es de allá de Salamanca.

– Andrés: No Padre mire pues que el le dijo que era de Cáceres.

– Yo: Eso mismo.

– Rubén: Me disculpe joven tenía la cabeza en otro lado.

– Camarero: Que van a tomar?

– Rubén: Yo un café negro y usted joven que quiere?

– Yo: No te preocupes no me apetece nada estoy bien.

– Rubén: Como usted quiera, vea que yo no tengo ningún problema en invitarle.

– Yo: No, no de verdad que no te preocupes (Pausa prolongada), se preocupe, perdón.

– Rubén: (Risa) No se preocupe joven, nosotros es que le decimos así.

– Andrés: Claro estamos acostumbrados, pero usted díganos como quiera que no nos ofendemos, Padre voy al baño y ahorita nos volvemos al carro si?

– Rubén: Pido el café para llevar y me lo tomo fuera no más.

-Yo: Lo mismo digo, te esperamos en el coche, bueno «le esperamos» (Risa).

– Andrés: Si, si como ustedes quieran, ahorita regreso.

Siempre se me olvida lo educados que son los latinos, llamando de usted a la gente, mientras que nosotros solemos tutear casi inmediatamente, y a pesar de que suelo ser un chaval educado tengo la mala costumbre de coger confianza muy rápido y acabo tuteando desconocidos, aunque llevábamos ya casi 4 horas de camino, casi la hora de comer, compartieron conmigo frutos secos y papitas fritas mientras en carretera. 

-Andrés: Bueno Dani dígame pues que hacia usted en Málaga si estudia allá arriba?

– Yo: He bajado a ver a mi novia que era nuestro aniversario, y menos mal que salíais vosotros hacia Salamanca sino me hubiera tocado ir en bus, y que horror pensarlo siquiera.

  – Rubén: Que aventurero es usted, quien tuviera su edad, que tiene usted, 18?

– Yo: Veinte.

-Andrés: Y usted vive solo allá en Salamanca o tiene familia?

–  Yo: Vivo en un piso compartido, más barato desde luego que una residencia, y gozo de la libertad que me he ganado.

– Rubén: (Acercándome una bolsa de papitas) Dani?

-Yo: Diga pues.

– Andrés: Aaa míralo ya está todo hecho un parcero.

– Rubén: Un parcero de importación parece usted, mírelo pues estudiando solo allá lejos de su familia, está usted hecho un hombre, casi que le empiezo a tutear (Risa).

-Yo: (Risa) Sin problema. Y ustedes hacia donde se dirigen?

– Andrés:  Nosotros vamos hasta Lugo, vemos a mi hermano y yo luego haré el Camino de Santiago ahora cuando lleguemos.

– Yo: Ahora de…. ahora luego no?

– Andrés: Claro claro (risa) mire que bien ya hablando como parcero, que berraco.

El último tramo entre Béjar y Salamanca lo pasamos viendo el paisaje y  explicándoles un diferentes sitios de Extremadura para hacer senderismo, hablo por supuesto de mi querido Valle del Jerte, maravilloso sitio para pasar el verano, prácticamente una joya todavía no descubierta por el turismo en masa -ya que carece de P.A.T.D.S (Playa, alcohol, Tecno, Drogas y Sexo). Volviendo al viaje, casi 6 horas ya en la carretera y nosotros 3 éramos prácticamente amigos, tal fue así que tuvimos una profunda conversación y cuyos consejos no olvido.

-Rubén: Mira Dani, vea que hasta yo le tuteo a usted? (Risa) De los momentos difíciles uno se hace hombre y solo son esos momentos los que nos hacen más fuertes, de lo que usted me cuenta yo puedo decir que veo a un hombre berraco, usted trabaje duro y dará sus frutos.

– Andrés: Ve lo que dice mi Padre que solo de los golpes se aprende (A Rubén). Mire Padre esas montañas.

– Rubén: Y esas nubes, pero yo sinceramente hecho de menos Málaga, esta perra lluvia amarga a uno.

– Todos: (Risa)

A pesar de que nos perdimos – por un desvío en la carretera- nos sirvió demás para conversar y conocernos, una vez llegado a Salamanca; nos dimos la mano y nos deseamos suerte mutuamente. He tenido muchos viajes en coches compartidos, algunos emocionantes, algunos no pero jamás había tenido una conexión tan buena con desconocidos como fue compartir 7 horas de trayecto, 4 paradas para mear, 12 caramelos de menta -que me comí- y unas cuantas canciones que me recomendaron asique aquí las dejo.

  • Juro por esta.
  • Algo que se quede.
  • Cumbia de billetes.
  • El dolor con el licor.
  • El amor de tu vida
  • Chao Amor, Omar Geles.
  • Nada, Dread Mar.

A veces uno se siente cómodo compartiendo sus penas con extraños, a veces por que no tiene nadie que le escuche, a veces por que la pena de muchos es un consuelo de tontos.


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